La cosmética es una industria que vive una expansión sin precedentes. Se calcula que en 2023 generará casi 700.000 millones de euros, un 50% más que en 2017, lo que la convierte en una de las más poderosas del mundo. Varias son las razones que explican este crecimiento.
En primer lugar, el aumento de la esperanza de vida, que se sitúa a nivel mundial en torno a los 72 años, cuando hace veinte años era de 67. Esto ha provocado que el sector de la población que demanda productos para cuidarse –especialmente la piel– y prevenir el paso del tiempo haya aumentado considerablemente.
A esto hay que añadir que los millenials han entrado en el mercado con fuerza. Cada vez más se declaran usuarios de este tipo de productos, hasta el punto que se calcula que utilizan alrededor de seis al día. El principal acceso a la información es a través de Internet, pues mediante el seguimiento a influencers y la facilidad de los canales de venta, están mucho más al día de las novedades y les llegan a golpe de clic.
Por último hay que añadir otro factor. La industria cosmética ha sabido jugar bien sus cartas y está en constante renovación adaptándose a las necesidades y los gustos de las personas. Así, movidos por el nuevo auge de la sostenibilidad y la protección del medio ambiente ha surgido otro tipo de cosmética que viene a satisfacer las necesidades de públicos cada vez más definidos y exigentes. Es el caso de la cosmética raw, cruelty free o vegana. Para no perderse, estas son las características de cada una de ellas.
La cosmética raw
Al igual que la dieta raw, la cosmética raw o “cruda”, es aquella que en sus productos, los ingredientes no han sido sometidos a procesos de fabricación con altas temperaturas. Generalmente para elaborarla se emplean aceites esenciales, semillas, extractos de frutas o plantas muy concentrados y sin presencia de químicos que se utilizan tradicionalmente en esta industria como son los emulgentes, emulsionantes y otro tipo de conservantes.
Cosmética cruelty free
La protección de los animales también ha llegado a la cosmética. Los productos cruelty free son aquellos que no han sido probados en animales y están libres de aplicar prácticas crueles contra estos seres vivos. Según la organización activista PETA, más de 100 millones de animales son utilizados en el mundo para testar productos de belleza. En Europa y América está prohibida esta práctica, pero en muchos países asiáticos no.
Cosmética vegana
Como también ocurre con la alimentación, la cosmética vegana es aquella en cuya fórmula no se emplean ingredientes de origen animal y sus derivados, como pueden ser la lactosa, las grasas animales, el colágeno, la biotina o el retinol. Se sustituyen por otros productos de origen vegetal.
¿Cómo nos podemos asegurar que cumplen estas características? A nivel mundial existen sellos que certifican el cumplimiento de estas prácticas. Los más famosos son el de PETA o Leaping Bunny en el caso de los cruelty free. Para los veganos, el más conocido es el emitido por la Vegan Society y para la cosmética raw todavía no existe uno global, pero se espera que llegue en breve.