La industria cosmética mueve más de 250.000 millones de euros en todo el mundo. Es sin duda uno de los grandes negocios a nivel global y las perspectivas son muy positivas, con un crecimiento de alrededor del 4% anual y una clientela cada vez más obsesionada con su imagen.

La industria cosmética mueve más de 250.000 millones de euros en todo el mundo.

Según los expertos, el público cada vez se decanta más por productos de cosmética asociados a lo natural y lo orgánico, especialmente en los mercados clave: el estadounidense y el europeo. Por eso los fabricantes centran su marketing en vender productos respetuosos con el medio ambiente y en cuya fabricación se empleen componentes naturales. Y aunque todavía el público es mayoritariamente femenino, cada vez son más los hombres que se suman a esta tendencia.

Ahora bien, si echamos un vistazo a los principales reclamos de la industria cosmética… ¿cuántos de ellos tienen que ver más con el marketing que con la realidad? El Reglamento Europeo de Cosméticos, que entró en vigor en julio de 2013, abordaba la regulación en la información de las propiedades de los productos, porque hasta entonces a fabricantes sólo se les pedía que los cosméticos fueran seguros. En el nuevo, se prohíbe ensalzar virtudes o propiedades si las mismas no están demostradas, pero sigue siendo bastante común encontrar reclamos como los siguientes que, hoy en día, son imposibles de lograr con un cosmético:

1. Resultados inmediatos

Son muchos los productos que se venden con la promesa de lograr un efecto inmediato: ampollas de belleza, iluminadores, tratamientos efecto lifting, minimizadores de poros... Lo cierto es que se pueden comprar productos que proporcionen un aumento temporal de la humedad o tener un rápido efecto reafirmante, pero esos resultados, como mucho, duran 24 horas. Aunque lo más normal es que no pasen de 12.

2. Reafirmante

Buena parte de los compradores –alrededor del 70%– son mayores de 40 años. Esto quiere decir que uno de sus principales objetivos es luchar contra la pérdida de firmeza de la piel, que a esta edad se acelera. Lo cierto es que una crema por sí misma no puede ofrecer ayuda para mitigar la flacidez de la dermis. Sobre todo cuando esta ya ha comenzado su proceso de empeoramiento. Es imposible, por tanto, lograr ni efecto lifting, ni efecto láser, ni efecto bótox.

3. Antienvejecimiento

La ciencia todavía no ha sido capaz de revertir el proceso de envejecimiento del organismo. Los cosméticos pueden aumentar la hidratación y reducir temporalmente la aparición de líneas muy finas, pero las arrugas pronunciadas y los pliegues de la piel no se pueden corregir con la aplicación de una crema. Y si lo hiciera, si lograra cambiar la estructura de la piel, sería un medicamento y no un cosmético.

4. Ingredientes exclusivos

Es también muy típico de la industria cosmética vender productos con ingredientes exclusivos que logran efectos casi milagrosos. Es el caso de las proteínas de seda o el caviar, que en ningún caso pueden ser absorbidas por la piel.

Como recuerda la Academia Americana de Dermatología, hoy por hoy los dos productos antienvejecimiento que pueden resultar más efectivos en la lucha contra el envejecimiento son las cremas hidratantes y los protectores solares. Y se pueden encontrar buenos ejemplos de ellos por menos de 20 euros.