La Universidad de Cambridge compara el riesgo y el beneficio de vacunarse, o no, con AstraZeneca. Y lo hace a partir de datos que aportan números reales sobre los beneficios acumulados durante dieciséis semanas posteriores a la vacuna y observando, a la vez, tres niveles diferentes de exposición a la Covid-19, del más leve en el más alto.
Así pues, la probabilidad de acabar ingresado en una cama de curas intensivas es infinitamente más alta por Covid-19, incluso en un riesgo bajo. Al otro lado, que el ingreso venga motivado por un coágulo provocado por la vacuna de AstraZeneca tiene una incidencia de 2 de cada 10.000 por día, según los datos evaluados en el Reino Unido el pasado mes de marzo
Para ilustrarlo, Cambridge lo ha dividido en tres mesas de riesgo: bajo, medio y alto. Estas gráficas muestran el equilibrio aproximado tal como sería para personas de diferentes edades. En este caso, aquellos que tengan afecciones de salud subyacentes que aumentan el riesgo de tener un resultado deficiente de Covid-19, "tendrían un beneficio mayor de la vacuna que lo que se ilustra por su franja de edad". El estudio también subraya que "es muy importante tener en cuenta que los beneficios que se dan son aproximados, ya que se cogen a un nivel constante de exposición al virus durante 16 semanas".
Riesgos de vacunarse
Más allá de este periodo, una persona vacunada seguirá acumulando este beneficio durante toda la vida de la protección de la vacuna. El riesgo de vacunación sólo se produce en el punto de vacunación. Eso significa que con el paso del tiempo, los beneficios aumentarán, pero el peligro nunca. Las diferentes agencias de salud gubernamentales, tienen que tener en cuenta la AstraZeneca pero también otras vacunas ya disponibles.
Por eso, aunque el estudio corrobora la eficacia de esta, no niega que "si hubiera una vacuna igualmente eficaz disponible de manera inmediata, que no comportara el riesgo de reacción de coágulos sanguíneos, podría decidir una decisión a favor de coger esta preferentemente a la de AstraZeneca". Pero tampoco la menosprecia: "Si una vacuna de este tipo no estuviera disponible inmediatamente, se tendría que tener en cuenta el riesgo de exposición al virus durante cada semana de cualquier retraso antes de que se dispusiera de esta alternativa en la decisión de esperar o no".
Otro dato que el EMA ya había subrayado es que estos coágulos específicos de sangre son más frecuentes en personas más jóvenes. A modo de ejemplo, en un riesgo de exposición por Covid-19, las personas de 60 a 69 años tienen un 0,2% de sufrir un coágulo después de vacunarse con AstraZeneca. La probabilidad va aumentando hasta llegar al 1,1% en los que tienen entre 20 y 29 años.
Por otra parte, esta tendencia se invierte en los ingresos precavidos. Eso quiere decir que una persona entre 60 o 69 años que no se vacune tiene un 14,1% de probabilidades de acabar en una UCI y en la franja más joven, sin la vacuna, un 0,8%. Estas conclusiones empíricas concuerdan con el tope de 55 años que el EMA ha recomendado vacunar a partir de esta edad con AstraZeneca.