Portugal es el país con la tasa de vacunación más alta de Europa, pero, así y todo, no se escapa del nuevo auge del coronavirus que se está viviendo por todo el continente. . Ahora, el gobierno de Antonio Costa ha decidido coger una serie de medidas muy restrictivas que recuerdan a las que se aplicaban para contener el virus cuando todavía no se había vacunado la población. Lo más sorprendente, sin embargo, es que la gran mayoría se aplicarán solamente una semana: del 1 al 9 de enero. Después de Navidad, en Portugal no se celebra el día de Reyes, se devolverá al teletrabajo obligatorio, discotecas y bares cerrarán y los niños no volverán a la escuela hasta el lunes día 10, cuando estaba previsto que lo hicieran el lunes 3.
Esta es la quinta ola en el país y para contenerla, aparte de estas restricciones post-Navidad para intentar reducir los contagios, el gobierno ha aprobado recuperar los certificados covid y tests negativos para entrar en los establecimientos. Esta entrará en vigor el próximo miércoles 1 de diciembre, acompañada de otras medidas como la exigencia de una prueba diagnóstica con resultado negativo que entren por vía aérea en el país, aunque estas personas cuenten con la pauta completa de vacunación. En este sentido, el presidente portugués ha advertido que se endurecerán las sanciones a las aerolíneas que dejen embarcar a los usuarios que no lleven el resultado del test: hasta 20.000 euros por pasajero o la suspensión de las licencias.
"Semana de contención"
Mientras aquí seguiremos con el espíritu navideño, con el belén y el árbol en el comedor esperando que lleguen el Reyes de Oriente, Costa ha definido esta semana del 1 al 9 de enero como "semana de contención". Así, el gobierno ha optado por proteger la actividad económica en un país que depende del turismo y no impedir los viajes, a pesar de este test negativo para quien llegue por vía área, ni las celebraciones. Con todo, el presidente ha animado a los ciudadanos a hacerse pruebas diagnósticas antes de sus encuentros familiares: "Cuando hay menos restricciones, hay más responsabilidad individual", ha recordado.
Además, después de los excesos navideños, época en que las relaciones sociales se incrementan de manera significativa, Costa ha pedido a los portugueses que durante la primera semana de enero paguen la penitencia y limiten sus contactos fuera de su grupo burbuja. "Todos queremos una Navidad segura, y después, queremos reanudar la vida normal de manera segura", ha señalado el primer ministro.
Test obligatorios
El gobierno decretará a partir del próximo miércoles, 1 de diciembre, "el estado de calamidad", el paso previo a decretar la emergencia, para poder tomar estas medidas más restrictivas. Así, a pesar de reconocer que Portugal está mejor que algunos países europeos, el presidente Costa ha defendido las medidas, ya que "no estamos tan bien como querríamos", con una incidencia a 14 días de 251 casos por 100.000 habitantes. Ahora, el pasaporte covid será obligatorio por restaurantes, alojamientos turísticos, acontecimientos con asiento asignado y gimnasios. Ahora bien, para visitar residencias y hospitales, acceder a grandes acontecimientos, recintos deportivos y discotecas o bares, se tendrá que presentar un test negativo, también los vacunados.
Esta mejor situación en Portugal comparándola conotros países europeos como|cómo Francia, Alemania o Austria, se debe a la vacunación, según ha reconocido el presidente Costa. La situación es "mucho mejor", así la ha definido, que hace un año gracias a ella. Ahora, el país ha empezado a poner dosis de refuerzo en los mayores de 65 años, sanitarios, bomberos, en los vacunados con la monodosis Janssen y los que tan solo recibieron una dosis porque habían superado la covid. A la espera de que la Comisión Nacional de Vacunación se pronuncie sobre la vacunación de los niños, Portugal ya ha comprado a Pfizer varios lotes de vacunas pediátricas.