La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha pedido hoy en un comunicado la retirada de dos cremas de protección solar tras hacer un análisis de las mismas y determinar que incurren en publicidad engañosa. Los productos en concreto son ISDIN Fotoprotector Pediatrics Transparent Spray SPF 50+, que solo ofrece protección “media” y no “muy alta”, como se indica en el etiquetado y Babaria Infantil Spray Protector SPF 50+, que debería estar etiquetada como SPF 30, ya que solo ofrece protección alta.
La situación es especialmente importante puesto que se trata de cremas para la población infantil, que deben protegerse del sol de manera especial dada la sensibilidad de su piel pero, ¿qué ocurre con el resto de la población? ¿Es necesario usar siempre el máximo nivel de protección o no?
Qué significa el factor de protección solar
En primer lugar hay que tener en cuenta que el acrónimo SPF que aparece en las cremas significa factor de protección solar y suele ir seguido de un número que es un indicador estándar de los minutos que el producto protege frente al sol. Dependiendo de lo que cada persona tarde en quemarse, el índice aumenta en ese número de veces el tiempo que se puede permanecer al sol sin que le afecte. Por ejemplo, si una persona muy blanca tarda 10 minutos en ponerse roja, utilizando un SPF 50 pasarían 500 minutos antes de quemarse. Eso siempre en teoría, porque lo aconsejable es volver a darse la crema antes de ese tiempo.
Por lo tanto, pensar que una crema con factor 50 va a proteger más que una de 15 es en realidad un mito al igual que pensar que existen las llamadas cremas pantalla total, como se anunciaban hace algunos años, porque no existen una protección de tal calibre. Los productos con un índice menor protegen igual, pero durante menos tiempo. Por eso para las personas con la piel más blanca se suele aconsejar utilizar protector mayor y para las más morenas que se queman menos, uno con un índice menor.
La recomendación
Aún así, para evitar olvidos, y sobre todo en el caso de los niños, es más adecuado utilizar el máximo factor de protección. Y, desde luego, no se debería esperar tanto tiempo en volver a aplicarla, porque existen muchos factores que reducen la capacidad de protección, como por ejemplo los baños en el mar o la piscina, el sudor, los roces de la ropa, las toallas, la arena, el césped y un largo etcétera.
La Academia Española de Dermatología y Venereología recuerda que los fotoprotectores nunca deben considerarse un procedimiento sin riesgos para prolongar la exposición solar sin sufrir quemaduras, porque aunque los efectos no se vean a corto plazo, pueden producirse carcinomas, melanomas y envejecimiento. Además, recuerdan que deben aplicarse 15 minutos antes de la exposición solar, repitiendo cada 2 o 4 horas. En cuanto a la cantidad suficiente, lo aconsejable es 2 ml o mg por cada centímetro cuadrado de piel. Hay que tener en cuenta que el principal responsable del cáncer de piel es la radiación ultravioleta recibida de una exposición inadecuada al sol y la incidencia de melanomas aumenta aproximadamente un 10% cada año.