La crisis en el principal centro español de investigación del cáncer ya es total. Ha sido este miércoles cuando el patronato del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha decidido por unanimidad destituir a la actual directora científica, María Blasco, y al director gerente, Juan Arroyo. Después de una reunión extraordinaria, el máximo órgano de decisión de la institución —presidido por el Gobierno— ha evaluado la situación y ha visto necesario "iniciar una nueva etapa", ya que "en estos momentos existe un clima de trabajo incompatible con el que se tiene que dar en un centro de referencia y excelencia como es el CNIO". Pero, ¿cómo se ha llegado hasta aquí?

Si bien la historia viene de lejos, podemos situar el inicio de esta crisis a mediados de diciembre, cuando se hicieron públicas varias críticas contra la gestión de Blasco por parte de algunos directores de la institución. Por ejemplo, uno de los problemas es que solo funcionaba uno de los cuatro microscopios confocales —una herramienta esencial para los científicos—, mientras que se destinaron casi 900.000 euros al programa CNIO Arte —para hacer y comprar obras de arte y hacer viajes del Ártico o Mozambique—. Una situación que empeora si tenemos en cuenta que hay científicos y técnicos con sueldos que no llegan a los 17.000 euros y que el centro tiene un déficit de 4,5 millones de euros, cosa que ha provocado una fuga de trabajadores y una pérdida de competitividad.

Críticas a la directora científica del CNIO

En aquel momento, la directora científica del CNIO apuntó contra el Gobierno: indicó que la institución se nutre básicamente de una subvención nominativa, que procede de los presupuestos generales del Estado y que está congelada desde hace veinte años. Sobre el déficit, añadió que es consecuencia de haber estabilizado al personal eventual. Y, con respecto a la iniciativa CNIO Arte, aseguró que nunca ha invertido un solo euro en comprar obras y que el programa se financia con donaciones.

Las explicaciones no pusieron fin a la tormenta, ni mucho menos, hasta el punto que casi la mitad de los directores pidieron oficialmente el relevo de la dirección y el patronato rechazó el Plan de Actuaciones para el 2025, a la vez que paralizó el polémico programa de arte. En este contexto, Blasco pasó al ataque y culpó directamente al director gerente del CNIO, Juan Arroyo. "Es quien tiene las competencias económicas y de contratación. (...) El responsable de las cuentas del centro, así como de sus ingresos, gastos y contrataciones de todo tipo es el gerente", señaló, en una rueda de prensa de la semana pasada. Así, criticó la bicefalia de la institución: "Una directora científica, que soy yo, a cargo de la estrategia científica, y un director gerente, que es Juan Arroyo Muñoz, quien tiene las competencias económicas y de contratación".

Blasco ataca la gerencia y se queda sola

Blasco llegó a la dirección de centro el verano del 2011 y, desde entonces, ha pedido la destitución de Arroyo, que ya formó parte del equipo del anterior director de la institución. "En los últimos años, mi preocupación por la gestión del gerente ha ido aumentando por mor de una demanda por prevaricación, tráfico de influencias, fraude y malversación contra él y dos miembros de su equipo", indicó, a la vez que exigió que el gerente saliera a ofrecer explicaciones —tan solo ha dicho que la demanda la presentó Vox y que está sobreseída. Y añadió que estaba preparando un informe sobre esta cuestión: "En mi informe al patronato he pedido que se investigue el origen de esta campaña de descrédito hacia el CNIO y hacia mi persona, cargándome responsabilidades que no son mías, sino del gerente, así como una auditoría al Defensor del Pueblo de mi labor y de la labor del gerente".

El Gobierno se había mantenido bastante al margen, aunque el PP había utilizado la situación como arma arrojadiza en el Congreso de los Diputados. Pero al día siguiente de esta rueda de prensa, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, desautorizó a Blasco y defendió la fórmula de la bicefalia: "La fórmula del CNIO de cuya bicefalia se habla, de que tiene una dirección científica y gerencia económica, existe en otras fundaciones, solo hay que cruzar al otro lado del edificio del CNIO y nos encontramos con el CNIC (Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares), que trabaja estupendamente". Mientras tanto, los populares exigían la destitución de la directora científica para "salvar el prestigio" de la institución.

Maria Blasco, directora cientifica CNIO / Europa Press
Maria Blasco, hasta ahora directora científica del CNIO / Europa Press

Sin el apoyo de gran parte de los trabajadores, con la plana política en contra y con varias peticiones de dimisión sobre la mesa, Blasco ha dirigido este lunes una carta al patronato del CNIO para denunciar una campaña de insultos, difamaciones e, incluso, "amenazas de muerte" que se ha orquestado contra ella y contra el centro. Al día siguiente, el martes, denunció delante de la Fiscalía las presuntas irregularidades cometidas por Arroyo en un conjunto de contrataciones menores que han caído en un mismo grupo de empresas y suman adjudicaciones por un importe de unos cuatro millones de euros.

Así, hemos llegado a este miércoles, cuando el patronato del CNIO se ha reunido de forma extraordinaria y ha pasado a la acción: adiós a Blasco y a Arroyo, ante el "clima de trabajo incompatible con el que se tiene que dar en un centro de referencia y excelencia como es el CNIO". De momento, la Comisión Delegada del CNIO (presidida por el Instituto de Salud Carlos III) asume la gestión administrativa y contable de forma interina. También se ha acordado iniciar el proceso de apertura de un concurso público internacional para encontrar una nueva dirección científica por el centro, tal como habían reclamado la mayoría de los jefes. Sin embargo, parece que la crisis ya es total y que la cosa no se acaba aquí, vistas las últimas palabras de Blasco.

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