El embarazo produce una serie de cambios importantes en el cuerpo de la mujer que suelen despertar muchas dudas, porque el cuerpo parece que no va a volver a ser el mismo. Entre las consecuencias físicas se encuentran la distensión de la pared abdominal, la pérdida de tono muscular en el suelo pélvico o la retención de líquidos. Por este motivo, es muy adecuado tener una buena rutina de ejercicio físico, tanto durante el embarazo como después, para recuperarse cuanto antes

Gracias a la práctica de la actividad física después del embarazo se puede lograr en menor tiempo la recuperación del peso anterior, la restauración de la fuerza y el tono muscular, así como la mejora del estado de ánimo y la prevención de la depresión postparto. 

Pero muchas mujeres tienen dudas acerca de cuándo empezar. Y, aunque parezca imposible, desde la primera semana después de haber dado a luz, se puede hacer ejercicio. Para empezar, por ejemplo, para establecer un buen control postural. Es importante saber que no se deben hacer ejercicios abdominales tradicionales, pero sí se pueden llevar a cabo hipopresivos, un método creado por el doctor y fisioterapeuta belga Marcel Caufriez a finales de los años 80, que consiste en un conjunto de posturas enlazadas en secuencias que provocan que la faja abdominal se contraiga de modo reflejo.

En forma

Una vez adoptada la postura se realiza una espiración forzada, llamada apnea espiratoria, en la que se bloquean las vías respiratorias a la vez que se abren las costillas, de manera que se observa cómo se forma una cavidad en la barriga debido a la disminución de la presión interna. Otros ejercicios que se pueden hacer en la primera semana son la contracción del suelo pélvico, que se puede hacer al coger al recién nacido, al toser o al estornudar.

Pero es a partir de las seis semanas cuando se puede comenzar a hacer ejercicio físico de forma más periódica y durante más tiempo. Eso sí, se recomienda no ponerse con actividades intensas. Además, los ejercicios deben realizarse sobre una superficie de madera o una moqueta para aliviar la presión de los huesos, articulaciones y ligamentos.

Se deben evitar las flexiones profundas o la extensión de las articulaciones o cualquier otro ejercicio que implique movimientos de saltar o vibrar, así como los cambios bruscos de dirección. Y no hay que olvidarse de medir el ritmo cardiaco, que no debe superar en ningún caso los 150 latidos por minuto en mujeres jóvenes y los 135 en mujeres mayores de 35 o 40 años.

Bicicleta

Después de consultar con el médico, a partir de la sexta semana, se recomienda de forma moderada, realizar caminatas de alrededor de media hora de duración, sesiones de natación o incluso bicicleta si no existen inconvenientes. También es importante recordar que después de cada sesión, es aconsejable un periodo de enfriamiento, reduciendo la actividad de forma gradual. Y además, estirarse con suavidad.