Lavarse muy a menudo puede ser tan perjudicial como no hacerlo. Mantener un cuidado de la higiene de nuestro cuerpo es un signo de civilización. Desde finales del siglo XVIII se consolidó el hábito de lavarse con regularidad, pero periódicamente van saliendo estudios sobre la frecuencia y la duración que deben tener las duchas, con el fin de mantener una higiene óptima pero al mismo tiempo no perjudicar la salud de la piel y cuidar de la sostenibilidad ambiental. Una de las organizaciones que ha establecido pautas y directrices en este debate es la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cree que basta con ducharse una vez al día, pero recalca que no hay que excederse en el tiempo que pasamos bajo el agua, y establece que son suficientes cinco minutos. Esta frecuencia es la óptima, según la OMS, para mantener una higiene adecuada sin comprometer la salud de la piel ni contribuir al desperdicio del agua.

Con todo, la OMS también sugiere que no es necesario ducharse todos los días, a menos que se esté muy sucio, se haya sudado intensamente o se sufra alguna enfermedad que lo recomiende. La organización propone ducharse varias veces a la semana para mantener un equilibrio entre higiene y salud cutánea, y también recomienda un segundo baño, pero de manera excepcional, después de hacer ejercicio intenso o en los días de mucho calor.

Los consejos de la OMS

  • Pasar demasiado tiempo bajo el agua puede eliminar bacterias y microorganismos que protegen la piel, y puede aumentar el riesgo de infecciones o reacciones alérgicas.
  • Reducir el tiempo de la ducha contribuye a ahorrar agua y energía, que son aspectos que cada vez tienen más importancia en nuestra sociedad, que tiende a tener en cuenta la sostenibilidad ambiental. Hay que tener en cuenta que el consumo de agua por ducha no tendría que superar los 95 litros.
  • La OMS también aconseja el uso de jabones neutros y sin perfume, que respeten el pH neutro de la piel y minimicen el riesgo de infecciones. Utilizar un jabón más agresivo puede contribuir a la deshidratación y sequedad, además de posibles irritaciones, que provocan picores y enfermedades como la dermatitis. Estos jabones se les suele identificar por su color blanco o vainilla y no generan un impacto negativo en las barreras protectoras de la piel, que son la primera línea de defensa del organismo contra los gérmenes.
  • La temperatura del agua también tiene su importancia, y la recomendación es utilizar agua tibia, dado que el agua demasiado caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel.

El estudio de la Universidad Harvard

Pero además de las recomendaciones de la OMS, hay otros estudios sobre esta cuestión, como el que publicó la Universidad Harvard publicado en enero del 2024. Según este estudio, la duración recomendada por la ducha diaria es de 3 minutos, y sugiere que las duchas se hagan con agua tibia y que la limpieza se centre en arias específicas como las ingles y las axilas. Harvard hace énfasis en el hecho de que no es necesario ducharse todos los días, aunque la frecuencia ideal de las duchas puede variar según la actividad diaria, el tipo de piel y la climatología. También afirma que es importante secar la piel de manera suave después de la ducha para evitar irritaciones y mantener la humedad.