No es nuevo. Los científicos llevan décadas analizando los beneficios para el organismo de la restricción calórica: menor peso, mejor control del azúcar en sangre, incluso una mayor esperanza de vida. Pero ahora un nuevo estudio llevado a cabo por expertos en metabolismo ha concluido que la ingesta reducida de calorías por sí sola no es suficiente; el ayuno es esencial para obtener un beneficio completo.
Los resultados apoyan la evidencia preliminar de que el ayuno puede mejorar la salud de las personas y apuestan por el ayuno intermitente que tan buenos resultados está proporcionando. Los investigadores descubrieron que, combinado con comer menos, el ayuno reduce la fragilidad en la vejez y alarga la vida, además, de mejorar los niveles de azúcar en sangre y el metabolismo del hígado.
El experimento se llevó a cabo en ratones y, sorprendentemente, aquellos que ingirieron menos calorías, pero nunca ayunaron murieron más jóvenes que los ratones que comieron tanto como quisieron, lo que sugiere que la restricción calórica por sí sola puede ser perjudicial.
La investigación ha sido dirigida por el investigador de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin, Dudley Lamming y los resultados se han publicado en la revista Nature Metabolism. Los investigadores comenzaron a darse cuenta de que estudios anteriores habían combinado involuntariamente restricciones de calorías con ayunos largos al proporcionarles comida a los animales solo una vez al día. Entonces, era difícil distinguir los efectos de uno de otro.
Para desenredar estos factores, el grupo de Lamming diseñó cuatro dietas diferentes para que las siguieran los ratones. Un grupo comió todo lo que quisieron cuando quisieron. Otro grupo comió una cantidad completa, pero en un corto período de tiempo: un largo ayuno diario sin reducir las calorías.
Los otros dos grupos recibieron aproximadamente un 30% menos de calorías una vez al día o se distribuyeron durante todo el día. Eso significaba que algunos ratones tenían un ayuno diario prolongado mientras que otros consumían la misma dieta baja en calorías, pero nunca ayunaban, lo que difería de la mayoría de los estudios anteriores sobre restricción calórica.
Los expertos pudieron comprobar que muchos de los beneficios que originalmente se atribuían a la restricción calórica sola (mejor control del azúcar en la sangre, uso más saludable de la grasa para obtener energía, protección contra la fragilidad en la vejez y una mayor esperanza de vida) también los proporcionaba el ayuno. Y que los ratones que comieron menos calorías sin ayunar no experimentaron estos cambios positivos.
El ayuno por sí solo, sin reducir la cantidad de comida ingerida, fue tan beneficioso como la restricción de calorías con el ayuno. Fue suficiente para mejorar la sensibilidad a la insulina y reprogramar el metabolismo para centrarse más en el uso de grasas como fuente de energía.