¿Doctor, qué provoca el tabaco en nuestro cuerpo?
El tabaco es extremadamente perjudicial para la salud, principalmente porque al fumar se inhalan más de 7.000 sustancias químicas. Muchas de ellas son tóxicas y aproximadamente 70 están directamente relacionadas con el cáncer.

El consumo de tabaco puede desencadenar enfermedades muy graves. Centrándome en mi especialidad, que es el pulmón, fumar incrementa significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la enfermedad más prevalente de los fumadores. Además, es la principal causa de cáncer de pulmón.

El cáncer de pulmón es el más conocido, pero existen muchos otros, ¿verdad?
Sí, definitivamente. Aunque el cáncer de pulmón es el más conocido, el tabaco es un factor de riesgo para varios otros tipos de cáncer. Por ejemplo, fumar está directamente relacionado con cánceres de la boca, garganta, laringe y esófago, donde el humo tiene contacto directo con los tejidos. Pero hay más: el tabaco también incrementa significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de vejiga, páncreas, riñón e hígado. Además, hay estudios que evidencian una asociación entre el hábito de fumar y el cáncer de cuello uterino en mujeres, así como el cáncer de estómago. Es realmente alarmante cómo un solo hábito puede estar vinculado a tantos tipos de cáncer.

¿Por qué es tan fuerte la adicción al tabaco? ¿Qué la provoca?
La adicción al tabaco es principalmente causada por la nicotina, una sustancia extremadamente adictiva. Cuando una persona fuma, la nicotina es absorbida por los pulmones y llega rápidamente al cerebro. Allí libera una serie de neurotransmisores que provocan sensaciones placenteras. Uno de los principales neurotransmisores liberados es la dopamina, conocida como la "hormona del placer". Esta hormona genera una sensación de bienestar y euforia, haciendo que el acto de fumar sea especialmente gratificante. Con el tiempo, el cerebro comienza a asociar el fumar con estos sentimientos placenteros, creando un ciclo de dependencia.

Además de la dependencia química, existe también una dependencia psicológica y social. Muchas personas fuman como una forma de manejar el estrés, la ansiedad o la depresión. Socialmente, el hábito de fumar puede estar integrado en ciertos grupos o actividades, complicando aún más el proceso de dejar el tabaco.

¿Cuáles serían las recomendaciones para dejar el tabaco?
Dejar de fumar es uno de los mejores pasos que puedes tomar por tu salud. Aunque representa un desafío, existen varias estrategias que pueden facilitar este proceso. En primer lugar, es crucial establecer una fecha específica para dejar de fumar y comprometerse firmemente con ella. Este compromiso claro es fundamental para prepararse mentalmente.

Recomiendo encarecidamente buscar apoyo profesional. Los médicos pueden ofrecer terapias de reemplazo de nicotina, como parches, chicles o pastillas, que ayudan a manejar los antojos y los síntomas de abstinencia. Además, existen medicamentos recetados que pueden aumentar las probabilidades de éxito al reducir los deseos de fumar y mejorar el estado de ánimo.

Se puede considerar también la posibilidad de asistir a sesiones de terapia conductual o unirte a grupos de apoyo. Estas opciones proporcionan herramientas útiles para manejar el estrés y encontrar nuevas formas de relajarse sin recurrir al tabaco. Comunicar a familiares y amigos tu decisión de dejar de fumar también puede ser muy beneficioso, ya que te brindarán el apoyo necesario.

Es importante evitar situaciones que te inciten a fumar, especialmente durante las primeras semanas. Si es posible, cambia tu rutina o crea un nuevo hábito para eludir los impulsos. Recuerda que cada día sin fumar es un logro que te acerca más a una vida más saludable y prolongada.

Ahora que ya tenemos el punto de vista de un especialista, hablamos con Carolina Guerra, exfumadora y directora de Personas del HUSC

¿Cuánto tiempo llevabas fumando y qué cantidad fumabas en tu etapa de fumadora?
Comencé a fumar muy joven. Era lo moderno en esa época: se fumaba en el lugar de trabajo, comercios, restaurantes, bares, aviones…, e incluso en hospitales y consultas médicas. La realidad es que estábamos muy poco concienciados del peligro del tabaco y teníamos poca información. Cuando eres joven tampoco te das cuenta de las limitaciones físicas que supone el consumo de tabaco y es un acto social más. Por eso yo fumaba algo menos entre semana, pero los festivos y, sobre todo, en eventos, fumaba mucho más.

¿Por qué decidiste dejar de fumar?
Con el tiempo comencé a tener más información acerca de los peligros del tabaco, y a mi alrededor empezaron a faltar seres queridos por problemas de salud relacionados con el tabaquismo. Cuando fui madre, fue el momento en el que me planteé seriamente dejar de fumar.

¿A quién le pediste ayuda?
No utilicé ningún medio más que la fuerza de voluntad, pero no sé si lo recomiendo, ya que me costó más de tres intentos conseguirlo. En mi caso, cuando dejé de fumar estaba tan motivada que no me costó en exceso, aunque mi familia y mis amigos sufrieron un poco mi mal humor. El problema es cuando ha pasado algo de tiempo y crees que ya lo controlas, cualquier cigarrillo que te fumas es un atajo rápido para volver a caer. Así que es importante pedir ayuda.

¿A día de hoy, cuánto tiempo llevas sin fumar?
Llevo desde octubre de 2017 sin fumar absolutamente nada. Y tengo que decir que no me arrepiento en absoluto. Al contrario.

¿Has visto un cambio en tu salud desde que lo dejaste?
Sin duda alguna. Siempre he practicado el montañismo y recuerdo vivamente cuando fumaba el ardor en el pecho cuando subía una cuesta empinada. La resistencia cambia mucho y lo notas. A pesar de que tengo bastantes años más que cuando fumaba y algún que otro quilito, ahora aguanto mucho más el ejercicio y me encuentro mucho mejor. ¡Y no he vuelto a toser por las mañanas!!