En los próximos años, la comunidad científica espera dar grandes pasos en el conocimiento de las causas de la obesidad y en el desarrollo de nuevos medicamentos para tratarla. Y uno de los trabajos que va a resultar más importante es el desarrollado por científicos de la Universidad de Virginia, que han identificado 14 genes que pueden causar el aumento de peso y tres que pueden prevenirlo.  

“Conocemos cientos de variantes genéticas que tienen más probabilidades de aparecer en personas que padecen obesidad y otras enfermedades. Pero 'más probabilidades de aparecer' no significa causar la enfermedad. Esta incertidumbre es una barrera importante para explotar el poder de la población genómica para identificar objetivos para tratar o curar la obesidad. Para superar esta barrera, desarrollamos un proceso automatizado para probar simultáneamente cientos de genes en busca de un papel causal en la obesidad. Nuestra primera ronda de experimentos descubrió más de una docena de genes que causan y tres genes que prevenir la obesidad”, explica Eyleen O'Rourke de la Facultad de Artes y Ciencias de la UVA. “Anticipamos que nuestro enfoque y los nuevos genes que descubrimos acelerarán el desarrollo de tratamientos para reducir la carga de la obesidad”.

La nueva investigación arroja luz sobre las complejas intersecciones de la obesidad, la dieta y nuestro ADN. La obesidad se ha convertido en una epidemia, impulsada en gran parte por dietas altas en calorías cargadas de azúcar y grasas saturadas. A esto se suma los estilos de vida cada vez más sedentarios. Pero lo cierto es que, nuestros genes también juegan un papel importante, regulando el almacenamiento de grasa y afectando cómo es capaz nuestro cuerpo de quemar los alimentos como combustible.

Los expertos han identificado cientos de genes asociados con la obesidad, lo que significa que los genes son más o menos prevalentes en personas obesas que en personas con peso saludable. El desafío es determinar qué genes desempeñan un papel causal al promover o ayudar directamente a prevenir el aumento de peso. Los científicos utilizaron unos gusanos C. elegans, que comparten más del 70% de nuestros genes y, al igual que las personas, se vuelven obesos si se les alimenta con cantidades excesivas de azúcar. El objetivo era detectar 293 genes asociados con la obesidad en personas, con el objetivo de definir cuáles de los genes estaban causando o previniendo la obesidad. Lo hicieron desarrollando un modelo de gusano de la obesidad, alimentando a algunos con una dieta regular y a otros con una dieta alta en fructosa.

Este modelo de obesidad, junto con la automatización y las pruebas asistidas por aprendizaje automático supervisadas, les permitió identificar 14 genes que causan obesidad y tres que ayudan a prevenirla. De manera atractiva, descubrieron que el bloqueo de la acción de los tres genes que impedían que los gusanos se volvieran obesos también los hacía vivir más tiempo y tener una mejor función neuro-locomotora. Esos son exactamente el tipo de beneficios que los desarrolladores de fármacos esperarían obtener de los medicamentos contra la obesidad.