La Inteligencia Artificial ya es una realidad en nuestras vidas que está cambiando el mundo, incluida la medicina. Los estudios que se están realizando al respecto van a ayudar considerablemente en la prevención de las enfermedades y en la predicción de la aparición de las mismas.

Un ejemplo es la investigación que han llevado a cabo expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, que han desarrollado un algoritmo para estimar cuándo una persona que es probable que desarrolle la enfermedad de Alzheimer, pero que no tiene síntomas cognitivos, comenzará a mostrar signos de demencia.

El estudio, publicado en la revista Neurology, utiliza datos de una prueba de exploración cerebral conocida como tomografía por emisión de positrones amiloides (PET) para medir los niveles cerebrales de la proteína beta amiloide que se acumula en las neuronas de las personas con la enfermedad de Alzheimer.

En aquellos que finalmente desarrollan la demencia de Alzheimer, la proteína se acumula silenciosamente en el cerebro hasta dos décadas antes de que aparezcan los primeros signos de confusión y olvido. Este nuevo algoritmo es una nueva forma de aproximación para saber cuándo aparecerán los síntomas. Utilizando la edad de una persona y los datos de una sola tomografía por emisión de positrones con amiloide, el algoritmo arroja una estimación de cuánto ha progresado una persona hacia la demencia y cuánto tiempo queda antes de que se establezca el deterioro cognitivo.

Según la autora del estudio, Suzanne Schindler, hasta ahora se podía predecir el mayor riesgo de desarrollar demencia en los próximos cinco años, pero sin demasiada certeza. Gracias a este algoritmo desarrollado tras analizar las tomografías por emisión de positrones con amiloide de 236 personas, estos plazos son mucho más precisos.

Los participantes tenían 67 años de media al comienzo del estudio. Todos se sometieron al menos a dos escáneres cerebrales con unos cuatro años y medio de diferencia. La mayoría de los participantes eran cognitivamente normales al comienzo de la recopilación de datos, por lo que las evaluaciones repetidas permitieron a los investigadores determinar cuándo las habilidades cognitivas de cada participante comenzaron a fallar.

Schindler ha estado años tratando de averiguar cómo usar los datos en las tomografías por emisión de positrones con amiloide para estimar la edad a la que aparecerían los síntomas. El gran avance se produjo cuando se dio cuenta de que la acumulación de amiloide tiene un punto de inflexión y que cada individuo llega a ese punto de inflexión a una edad diferente. Después de este punto de inflexión, la acumulación de amiloide sigue una trayectoria más predecible.

“Puede llegar al punto de inflexión cuando se tiene 50 años, cuando se tiene 80 o puede no producirse nunca”, asegura la experta. “Pero una vez que pasa el punto de inflexión, se acumulan muy altos niveles de amiloide y aparece demencia. Si sabemos cuánto amiloide tiene una persona en un momento determinado, podemos calcular hace cuánto tiempo se produjo el punto de inflexión y estimar cuánto tiempo pasará hasta que sea probable que desarrollen síntomas”.