El confinamiento ha resultado una experiencia inédita en nuestras vidas y el hecho de haberse puesto en marcha de una forma tan drástica en diferentes países está permitiendo a los científicos analizar una serie de factores que hubiera sido imposible valorar en una situación normal. Desde cuestiones relacionadas con la salud de las personas, hasta medioambientales o económicas.
Entre las consecuencias para la salud, sobre todo mental, se está analizando desde diversas perspectivas cómo ha afectado a la población. Uno de los casos de estudios que más interés están levantando es el de los niños y adolescentes, que tuvieron que abandonar sus clases y seguir formándose en sus hogares. A primera vista podría parecer que ha sido para todos una experiencia negativa, pero como ocurre con todo en la vida, muchos no lo han vivido así, sino todo lo contrario.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Bristol decidieron poner en marcha una investigación en la que esperaban concluir que los adolescentes que estaban estudiando online podrían estar sintiendo más ansiedad. Sin embargo, se llevaron una sorpresa al realizar las encuestas. Muchos de los jóvenes reportaron que estaban más relajados estudiando desde casa y presentaban menores niveles de ansiedad, a la vez que otros beneficios como una mayor sensación de bienestar y una mayor conexión con sus escuelas.
El estudio
El estudio se llevó a cabo con una investigación ya puesta en marcha acerca del uso de las redes sociales y su influencia en la salud mental de los adolescentes. Como ya se había realizado una encuesta con anterioridad al inicio de la pandemia, pudieron comparar los resultados de antes del confinamiento con los vividos a finales de este periodo, durante los meses de mayo y junio.
Participaron más de 1.000 estudiantes de Secundaria de 17 escuelas del suroeste de Inglaterra. Los expertos concluyeron que el 54 por ciento de las niñas de 13 a 14 años estaban en riesgo de ansiedad antes de la pandemia, y esa cifra disminuyó en un 10 por ciento durante el confinamiento. El 26% de los niños del mismo grupo de edad estaban en riesgo durante la encuesta inicial, en comparación con el 18% durante el encierro.
Los niveles de depresión se mantuvieron bastante consistentes, sin embargo, las niñas experimentaron un aumento del 3 por ciento en el número de personas en riesgo y los niños experimentaron una disminución del 2 por ciento. Muchos de los adolescentes aseguraron que habían vivido el confinamiento con una mayor sensación de bienestar. Los niños experimentaron una mejora mayor que las niñas. Sobre todo mejoraron los que experimentaban un mayor grado de ansiedad antes de la pandemia.
Los propios científicos que realizaron los estudios se sorprendieron cuando vieron los resultados de la encuesta, porque estaban convencidos de que había producido un aumento de la ansiedad. Por eso han decidido seguir adelante y seguir investigando las razones de estos datos. En concreto, quieren abordar por qué el entorno escolar contribuye a la ansiedad y cómo la cultura escolar puede apoyar más la salud mental de los adolescentes.
Los factores que más pueden desencadenarla, según se deduce de la investigación, son los problemas de autoestima, el acoso, el estatus de marginado en clase, las expectativas académicas, los problemas en las relaciones de pareja y los sentimientos de no pertenencia.