Los ojos se comunican con el cerebro aportándole información de todo lo que perciben. El camino neuronal que siguen para transportar esta información, es de sobra conocido en el mundo científico. Pero ahora, un grupo de expertos de la Universidad Northwestern, en Estados Unidos, ha descubierto que algunas neuronas retinianas siguen otras vías para enviar señales inhibitorias al cerebro.

Se trata de un importante descubrimiento que aparece en el último número de la revista Science y que arroja luz sobre una cuestión. Antes, los investigadores creían que el ojo solo enviaba señales que excitaban la actividad neuronal. Pero ahora, tras hallar este nuevo camino, han comprobado que la información que transportan las neuronas retinianas está involucrada en comportamientos subconscientes, como la sincronización de los ritmos circadianos o la constricción de las pupilas ante las luces brillantes intensas. Al comprender mejor cómo funcionan estas neuronas, los científicos van a poder explorar de forma más amplia cómo la luz influye en nuestro comportamiento

Oculista

La investigación

Para llevar a cabo el estudio, los expertos participantes bloquearon las neuronas retinianas responsables de enviar esta señal inhibitoria al cerebro en un conjunto de ratones. Cuando se bloqueó, la luz tenue fue más efectiva a la hora de cambiar los ritmos circadianos de estos animales. Esto sugiere que hay una señal del ojo que inhibe activamente la ordenación de los ritmos circadianos cuando cambia la luz ambiental, algo totalmente novedoso según los científicos pero que tiene sentido, puesto que el organismo no ajusta su ritmo circadiano para no tener perturbaciones menores en los ciclos de luz y oscuridad, sino que es la percepción que se tiene de la luz que se recibe la que provoca un ajuste masivo en el cuerpo humano y en estos ritmos.

Los científicos de la Universidad de Northwestern también descubrieron que, cuando se bloqueaban las señales inhibitorias del ojo, las pupilas de los ratones eran mucho más sensibles a la luz, lo que les lleva a deducir que este mecanismo evita que las pupilas se contraigan con muy poca luz. Esto aumenta la cantidad de luz que llega a la retina y hace que sea más fácil ver en condiciones de poca luz. Este mecanismo explica, en parte, por qué las pupilas evitan la constricción hasta que la luz brillante se intensifica.

Chica gafas

El equipo de investigadores concluye que los resultados fruto de este estudio proporcionan mucha información que ayuda a comprender determinadas contradicciones, como por ejemplo, por qué nuestro ojo es tan extremadamente sensible a la luz pero, en cambio, nuestros comportamientos que llevamos a cabo de forma inconsciente son relativamente insensibles a la misma