Un nuevo estudio científico que acaba de ser publicado en Neurology ha revelado que las mujeres mayores que comen al menos dos raciones de pescado o marisco al horno o a la parrilla a la semana ingieren suficientes ácidos grasos omega 3 para contrarrestar los efectos que provoca la contaminación del aire en el cerebro.
Los investigadores hallaron que entre las mujeres mayores que vivían en áreas con altos niveles de contaminación del aire, las que tenían los niveles más bajos de omega 3 en la sangre sufrían una mayor reducción cerebral que las mujeres que tenían los niveles más altos.
El pescado es una excelente fuente de omega 3, unos ácidos grasos que combaten la inflamación y mantienen la estructura cerebral en los cerebros envejecidos. También se ha descubierto que reducen el daño cerebral causado por neurotoxinas como el plomo y el mercurio.
La investigación
En el estudio participaron 1.315 mujeres con una media de edad de 70 años que no tenían demencia al comienzo del estudio. Las mujeres tuvieron que completar cuestionarios sobre dieta, actividad física e historial médico antes de comenzar la investigación.
Los científicos utilizaron el cuestionario de dieta para calcular la cantidad semanal de pescado que consumía cada mujer, incluido pescado asado o al horno, atún enlatado y mariscos no fritos. El pescado frito no se incluyó porque se ha demostrado que la fritura daña los ácidos grasos omega 3.
Las participantes fueron sometidas a análisis de sangre y se les midió la cantidad de omega 3 en sus glóbulos rojos, un dato que utilizaron para dividir a las mujeres en cuatro grupos en función de la cantidad de los ácidos grasos en su sangre.
Asimismo, tuvieron en cuenta los domicilios de las mujeres para determinar la exposición a la contaminación del aire a la que habían estado expuesta durante un periodo de tres años. Además, las sometieron a escáneres cerebrales con imágenes de resonancia magnética para medir diversas áreas del cerebro, incluida la materia blanca, que está compuesta de fibras nerviosas que envían señales a todo el cerebro y el hipocampo, la parte del cerebro asociada con la memoria.
Después de ajustar por edad, educación, tabaquismo y otros factores que podrían afectar la reducción cerebral, los investigadores encontraron que las mujeres que tenían los niveles más altos de ácidos grasos omega 3 en la sangre disfrutaban de mayores volúmenes de materia blanca que aquellas con los niveles más bajos.
Los investigadores encontraron que por cada aumento de 25 puntos en el percentil en los niveles de contaminación del aire, el volumen promedio de materia blanca era 11,52 centímetros cúbicos más pequeño entre las personas con niveles más bajos de ácidos grasos omega 3 y solo 0,12 centímetros cúbicos más pequeño entre las personas con niveles más altos. Igualmente, las mujeres con los niveles más altos omega 3 en la sangre también tenían mayores volúmenes del hipocampo.
Según los autores del estudio, “nuestros hallazgos sugieren que los niveles más altos de ácidos grasos omega 3 en la sangre del consumo de pescado pueden preservar el volumen cerebral a medida que las mujeres envejecen y posiblemente proteger contra los posibles efectos tóxicos de la contaminación del aire”.