Los niños obesos presentan alteraciones en el cerebro, en las mismas áreas cerebrales donde se origina el trastorno obsesivo-compulsivo. Así lo demuestra un estudio del Hospital del Mar y del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), publicado en la revista Cerebral Cortex, que ha analizado imágenes del cerebro de 230 niños de entre 8 y 12 años obtenidas con resonancia magnética. De la investigación, sin embargo, no se puede determinar si la obesidad genera las alteraciones cerebrales o son estas alteraciones las que causan sobrepeso y obesidad.

La obesidad se vincula, de forma general, a los malos hábitos alimentarios y a la disponibilidad de alimentos altamente calóricos y agradables al paladar, pero este estudio, liderado por investigadores de la Unitat de Recerca en Ressonància Magnética del Servei de Radiologia del Hospital del Mar y del ISGlobal, centro impulsado por la Fundació "la Caixa", ha revelado que hay más elementos implicados. Gracias a imágenes obtenidas con resonancia magnética funcional, han comprobado que hay determinadas zonas del cerebro de los niños obesos que presentan alteraciones si se comparan con niños de la misma edad con peso normal o sobrepeso.

Joan Deus, Gerard Martínez, Laura Blanco, Víctor Perez y Jesús Pujol, autores del estudio / Hospital del Mar e ISGlobal

Obsesión por comer

"La obesidad en general y, en particular, la infantil, se enfoca como un mal hábito y señala determinados alimentos como responsables, pero no es del todo así", ha explicado Jesús Pujol, responsable de la Unidad de Investigación en Resonancia Magnética. El estudio ha permitido detectar "un salto cualitativo en los niños y niñas, de un mal hábito en el caso del sobrepeso a una 'enfermedad' cerebral en forma de alteración funcional cuando el sobrepeso pasa a ser obesidad. Es claramente una obsesión por la comida", ha apuntado el especialista.

Así, analizando las imágenes del cerebro de los 230 niños y niñas voluntarios, los investigadores han visto que hay dos zonas que tienen alteraciones y se encuentran hiperexcitadas: la corteza orbitofrontal y la amígdala, que regulan las sensaciones de recompensa y castigo y las necesidades básicas, como la comida y las emociones, y la corteza somatosensorial, donde el cerebro representa la imagen de nuestro propio cuerpo.

Imágenes de las alteraciones detectadas en la corteza cerebral / Hospital del Mar ISGlobal

Trastorno obsesivo- compulsivo

Es la primera vez, según explican los investigadores, que se hace un estudio de este tipo en menores de edad y se documentan estas alteraciones en niños y niñas que sufren obesidad. Estas alteraciones son iguales en las de las personas que sufren un trastorno obsesivo-compulsivo y aquellas que tienen la enfermedad de Prader-Willi, de origen genético, que produce un trastorno obsesivo y deriva en obesidad. "El niño obeso es un niño que sufre mucho su problema y sufre la idea obsesiva en torno a la comida. Y la comida no lo tranquiliza, no disfruta, solo le quita la ansiedad de forma parcial", ha puntualizado la investigadora Laura Blanco-Hinojo.

Según los investigadores, la alteración del sistema que regula la conducta se puede considerar que llega al nivel de patología cerebral, lo cual hay que tener en cuenta a la hora de abordar estos casos. "La intervención terapéutica es totalmente necesaria, no se puede dejar pasar", ha recalcado el psicólogo Gerard Martínez-Vilavella, de la Unitat de Recerca en Ressonància Magnètica del Hospital del Mar. "En el sobrepeso hay alteraciones cuantitativas que indican que el cerebro funciona diferente, pero en el caso de la obesidad ya entra en la categoría de hecho patológico", añade.

Ansiedad permanente

El hecho de tener hiperexcitadas estas zonas del cerebro provoca una ansiedad permanente en los niños con obesidad y, al mismo tiempo, altera la propia percepción del cuerpo, magnificándola, por lo cual recomiendan un abordaje multidisciplinario de estos casos, teniendo en cuenta que estos niños se encuentran todavía en un momento de formación de su personalidad y de las estructuras y conexiones cerebrales.

Según Jordi Sunyer, investigador de ISGlobal, "la alta prevalencia de obesidad infantil es una de las mayores epidemias del siglo XXI. El descubrimiento de alteraciones en el funcionamiento del cerebro en las áreas relacionadas con la recompensa y la visión del cuerpo de estos niños y niñas indica que su tratamiento tiene que estar dirigido también al nivel individual". "Con todo —ha añadido—, no se puede obviar que la gran disponibilidad de alimentos hipercalóricos, el exceso de pantallas y vida interior, la movilidad pasiva, son determinantes ambientales a los cuales también hay que dirigirse".

Según un estudio del ISGlobal y del Instituto IDIAPJGol hecho con más de un millón de niños, un 38% de las niñas de entre 6 y 11 años del Estado español sufren sobrepeso u obesidad, cifra que llega al 40% entre los niños de la misma edad.

 

Imagen principal, un 38% de los niños d'entre 6 y 11 años padecen sobrepeso u obesidad / EP