Buena parte de los que eran adolescentes en los años 90 habrán leído con tristeza la noticia de la muerte de Luke Perry, uno de los iconos de la televisión de esa década tras su interpretación como Dylan McKay en la serie Sensación de vivir –Beverly Hills 90210, en su versión original–. El actor de 52 años perdió la vida como consecuencia de un ictus que le sobrevino el pasado 27 de febrero y que le dejó en coma hasta su fallecimiento el lunes. Pero… ¿qué es exactamente un ictus y por qué se produce?
Un ictus es un trastorno brusco en la circulación sanguínea del cerebro. Existen dos tipos principales, el ictus o infarto cerebral isquémico –el tipo más común, causado por un coágulo sanguíneo en el cerebro– y el ictus o derrame cerebral hemorrágico –causado por una hemorragia en el cerebro–. Según la Alianza Europea contra el ICTUS (SAFE), las proyecciones indican que entre 2015 y 2035 se producirá un aumento del número total de episodios de ictus en la UE del 34%, pasando de 613.148 en 2015 a 819.771 en 2035. De hecho, es la tercera causa más frecuente de muerte en Europa y una de las principales causas de discapacidad física en adultos.
Es la tercera causa más frecuente de muerte en Europa y una de las principales causas de discapacidad física en adultos
Según la SAFE, en la asistencia del ictus, “el tiempo es cerebro”. Al tratarse de una urgencia médica, los pacientes deben ser hospitalizados, siempre que sea posible, evaluados y tratados, según proceda, en cuestión de horas con el fin de mejorar su evolución. Sin embargo, existe una escasa concienciación pública acerca de esta cuestión. Un estudio europeo internacional reveló que aproximadamente una de cada cinco personas no fue capaz de identificar ningún síntoma de ictus y que tan solo la mitad llamaría a una ambulancia. Teniendo en cuenta que por cada minuto en el que una persona sufre detención o disminución de la circulación de sangre en el cerebro se pierden 1,9 millones de neuronas y 14 billones de conexiones neuronales, y que una hora supone un envejecimiento cerebral de 3,6 años y una pérdida de 120 millones de neuronas, la importancia de recibir atención médica temprana es vital.
Una de cada cinco personas no fue capaz de identificar ningún síntoma de ictus y que tan solo la mitad llamaría a una ambulancia
Los factores desencadenantes del ictus son de dos tipos. Por un lado, los factores de riesgo establecidos como la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes mellitus, el tabaco o la fibrilación auricular, la arritmia más común. Y por otro se encuentran los factores potenciales como la obesidad, la inactividad física, la intolerancia a la glucosa, la nutrición deficiente, el alcoholismo, la terapia hormonal sustitutoria/anticonceptivos, los procesos inflamatorios y la apnea del sueño.
Es importante estar atentos a los síntomas que pueden hacernos indicar que estamos padeciendo un ictus. Según la SAFE, los más importantes son:
- Entumecimiento súbito
- Debilidad o parálisis
- Dificultad repentina para hablar o entender el lenguaje (afasia)
- Mareo
- Confusión
- Incapacidad para mantener el equilibrio
- Fuerte dolor de cabeza
- Visión borrosa o pérdida de visión repentina
- Pérdida del conocimiento
Por último, en lo que tiene que ver con la prevención, es importante saber que, según los expertos, con un control de los factores de riesgos se podría evitar hasta el 80% de los casos. Tal y como explican en este estudio publicado por la Universidad de Columbia en Nueva York, la prevención pasa por fomentar el abandono del hábito de fumar, una dieta saludable, mayor actividad física y control de peso. Y para aquellas personas que hayan sufrido un accidente vascular previo o presenten algunos de los factores de riesgo como la hipertensión o la diabetes, un control médico exhaustivo y un seguimiento del tratamiento farmacológico.