El constante incremento de la esperanza de vida de la que está gozando el ser humano es una muy buena noticia, pero no se puede negar que el hecho de que cada vez seamos más longevos como especie, nos obliga a pagar determinados peajes. Entre ellos se encuentra el aumento de los casos de las enfermedades que están más relacionadas con edades avanzadas. Dos de las más conocidas y comunes en la tercera edad son la demencia y el Alzheimer.

Ambas patologías son parecidas pero en ningún caso iguales y por ello conviene aprender a distinguirlas. La demencia es un término general y tiene muchos tipos distintos bajo el paraguas del término. Entre ellos, el Alzheimer es uno de ellos. Aun así, es habitual que exista confusión en muchas ocasiones porque fuera del ámbito médico más estricto, es bastante común que se utilicen las dos indistintamente.

En todo caso, la demencia es una denominación que describe un conjunto de síntomas que afectan de manera sustancial el funcionamiento cognitivo de las personas. Entre estos síntomas afectados se encuentran la memoria, el idioma, el pensamiento, el enfoque, la percepción visual y la resolución de problemas, como los más destacados. Mientras que la enfermedad de Alzheimer es un tipo concreto de demencia que provoca una disminución progresiva de la memoria y el pensamiento.

Qué es la demencia

La demencia describe un conjunto de síntomas sin causa específica, es decir, se trata de un síndrome. Y un síndrome se diferencia de una enfermedad en que tiene síntomas específicos y una causa común.

La demencia puede afectar a una amplia gama de funciones mentales. Como resultado, muchas enfermedades y afecciones diferentes son tipos de demencia. Tal y como se ha señalado, uno de ellos es el Alzheimer, pero no es ni mucho menos el único. Otros tipos habituales de demencia son la demencia vascular, la demencia con cuerpos de Lewy, los trastornos frontotemporales o la demencia mixta, que hace referencia a la conjunción de varios tipos de demencia al mismo tiempo.

En cuanto a las causas que la provocan, la ciencia no tiene claro su origen en muchos casos, pero sí se conoce que uno de los factores de riesgo más importantes para la demencia es la edad. Tanto es así, que se calcula que la mitad de los mayores de 85 años sufre algún tipo de demencia y un tercio de los que superan esa edad padece de Alzheimer.

Aunque se puede sufrir demencia antes de llegar a una edad longeva, lo normal es que esta aparezca avanzada la tercera edad. Sin embargo es importante señalar que la demencia no es una parte normal del proceso de envejecer.

Los síntomas varían según el tipo de demencia que se padezca y el área del cerebro al que afecte pero los más habituales son: un bajo estado de ánimo, la ansiedad, la angustia, la repetición en las preguntas, la psicosis, el desinterés, la excesiva generosidad, los trastornos de sueño, la desinhibición y el caminar sin rumbo y motivo aparentes.

Qué es la enfermedad de Alzheimer

El Alzheimer tiene un conjunto específico de síntomas que comparten una causa común. Los expertos creen que una acumulación de proteínas anormales forma placas y enredos en el cerebro, lo que hace que aparezca la enfermedad. Estas proteínas anormales rodean las células cerebrales y pueden dañar su capacidad para comunicarse. Como consecuencia de este proceso, suelen causarse lesiones y muerte celular.

Estas acumulaciones proteicas tienen lugar en áreas concretas del cerebro, incluido el hipocampo, una región de la mente que desempeña un papel muy importante en la memoria a largo plazo.  

El Alzheimer afecta a funciones mentales concretas porque incide en áreas específicas del cerebro. Causa algunos síntomas que son comunes en otras formas de demencia, como la desorientación, la confusión, los cambios de humor, los problemas de memoria, y otros más específicos del Alzheimer como las dificultades para recordar hechos del pasado o nueva información, los cambios de personalidad (agresividad y paranoia), bajo estado de ánimo y dificultades para andar, hablar o tragar.