Ya hace días que suena la música de la tercera dosis de refuerzo de la vacuna contra el coronavirus. Las nuevas variantes avanzan y cada vez parece más claro que harán falta terceras dosis. Algunos países como Francia, Alemania y Reino Unido, ya han anunciado que empezarán a hacerlo a partir de septiembre. Hoy por hoy, España no se ha pronunciado todavía de manera oficial, pero sería una opción que se vería con buenos ojos. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ya aseguró que "todo apunta que habrá tercera dosis de refuerzo". En todo caso, lo supeditan a la evolución de la pandemia. Moderna ha anunciado también esta semana que hará falta una tercera dosis de refuerzo. ¿Sin embargo, cómo afecta que algunos países ya apuesten por una tercera dosis cuando de otros justo empiezan con las primeras?
Según el jefe del grupo de vacunas de Oxford, el profesor Andrew Pollard, muchas más personas de todo el mundo morirán de coronavirus si los líderes occidentales "rechazan su responsabilidad con el resto de la humanidad" al priorizar vacunas de refuerzo para sus poblaciones. Así lo destaca un artículo del diario británico The Guardian, que recoge su opinión y la del director ejecutivo de Gavi, alianza de vacunas, Seth Berkley. Los dos coinciden en el hecho de que el caso científico y de salud pública para el refuerzo a gran escala no se ha hecho y podría tener consecuencias de gran alcance en otros países.
"Este es un momento clave para los que toman decisiones", describen. "Un impulso a gran escala en un país rico enviaría una señal a todo el mundo que se necesitan impulsores en todas partes. Eso absorberá muchas dosis de vacunas del sistema y muchas más personas morirán porque no han tenido la oportunidad de recibir una sola dosis". Además, insisten que "si millones sueño impulsados en ausencia de un caso científico sólido, la historia recordará el momento donde líderes políticos decidieron rechazar su responsabilidad con el resto de la humanidad en la crisis más importando de nuestras vidas".
¿Qué dice la OMS?
Alemania, Francia o Israel se han pronunciado y han manifestado abiertamente su intención de administrar terceras dosis de la vacuna contra el coronavirus. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido parar las dosis de refuerzo hasta, como mínimo, finales de septiembre porque ayudaría a aliviar la desigualdad en la distribución de las vacunas entre países ricos y pobres.
Pollard y Berkley han dicho que aunque las vacunas han llevado esperanza y probablemente salvarán millones de personas en todo el mundo, miles de personas todavía mueren de coronavirus cada semana y muchos países todavía están desesperados y con los hospitales colapsados.
"La mayoría de personas que morirán por coronavirus este año podrían haberse salvado si lo hubiéramos hecho bien", destacan y recoge el The Guardian. "Vacunar a los que están en riesgo en todas partes es nuestro propio interés. Puede reducir el riesgo de que surjan nuevas variantes y aliviará la presión sobre los sistemas de salud, abrirá viajes, y hará que la economía global repunte", insisten.
Dudas sobre cómo medir las células T
Por otra parte, también destacan que todavía no se puede medir el nivel de anticuerpos o células T necesarios para evitar que las personas enfermen de manera grave. Así, recuerdan que por ejemplo que la vacuna contra la fiebre amarilla ofrece protección de por vida con una sola dosis mientras que la vacuna contra la gripe, se administra anualmente.
"El enfoque de la política de vacunación no puede estar en el hecho de mantener niveles muy altos de anticuerpos para prevenir una infección leve", escriben. "Si nos enfocamos sólo en los niveles de anticuerpos, podríamos acabar vacunando todos repetidamente para hacer frente a un virus que sigue mutando. El objetivo de la vacunación no es evitar que las personas contraigan infecciones leves; es para prevenir la hospitalización y la muerte", concluyen.