En tiempos de coronavirus, las pantallas y los dispositivos electrónicos son para los padres verdaderas tablas de salvación para poder tener entretenidos durante un rato a los niños y así continuar con el resto de tareas o el teletrabajo. Está claro que ahora no es el momento de restringir por completo el uso de los mismos a los niños, porque la situación que vivimos es especial.
Pero, sin duda, debe haber un cierto orden a la hora de facilitar los dispositivo, sobre todo, a los más pequeños. Y de tener en cuenta cuáles son las consecuencias de su abuso, fundamentalmente para cuando todo esto termine. Hay estudios que calculan que en la franja de edad de entre 11 y 14 años, entre móviles, televisión y tablets, los niños y adolescentes pueden pasar entre 6 y 9 horas al día frente a una pantalla.
La investigación
Un nuevo estudio de la Universidad de California, han analizado su efecto sobre los más pequeños y han publicado los resultados en JAMA Pediatrics. Los expertos reunieron a un grupo de 73 niños de edades comprendidas entre 32 y 47 meses y realizaron sesiones de 90 minutos en la universidad para evaluar su capacidad de autorregularse. Es decir, estudiaron su capacidad de planificar, controlar y controlar sus pensamientos, sentimientos, y comportamientos. Se trata de una serie de habilidades importantes que tienen reflejo en los resultados académicos, además de en la sociabilidad y el bienestar físico y mental. Los investigadores pidieron a los niños que completaran una serie de tareas, que incluían caminar lentamente a lo largo de una línea y turnarse con el investigador para construir una torre con bloques.
Los autores del estudio también llevaron a cabo un tipo de prueba de gratificación tardía en la que les pidieron a los niños que no abrieran un regalo mientras el investigador abandonaba la habitación por un corto período de tiempo. Esta prueba, iniciada en la década de 1970, indicó que los niños que podían esperar más tiempo por una recompensa tendían a tener mejores resultados en la edad adulta. A continuación, compararon los resultados de estas tareas con la información que facilitaron los padres acerca del tiempo que pasaban frente a la pantalla. La información incluía la edad a la que los niños vieron por primera vez una pantalla y cuánto tiempo pasaron por semana en un dispositivo.
Los resultados mostraron que los niños que comenzaron a usar cualquier dispositivo con pantalla (incluyendo televisión, ordenadores, smartphones y tablets) antes, tenían capacidades de autorregulación más bajas. Y entre grupos de edad parecida, los que más lo utilizaban también demostraron peores habilidades. En este sentido recomiendan que los padres limiten la cantidad de tiempo que los niños utilizan estos dispositivos.
Sorprendentemente, los investigadores encontraron que la exposición a dispositivos tradicionales, como la televisión, no estaba relacionada tan relacionada con la autorregulación como los móviles y las tablets. Posiblemente, porque suelen proporcionar contenido más propio para los niños y lanzan advertencias a los padres para que estén más pendientes.