En agosto, el Gobierno anunció que ponía a las Fuerzas Armadas a disposición de las comunidades autónomas para colaborar en las labores de rastreo y evitar la propagación del coronavirus. Más de un mes después, el Ejército de Tierra tiene hasta 1.100 efectivos integrados en los sistemas de cada autonomía. En todas, menos en Catalunya i Euskadi, que han declinado la presencia de militares.
Para contar con esta ayuda, deben ser las comunidades las que hagan llegar su solicitud al Ministerio de Sanidad, que las evalúa y a su vez traslada a Defensa para su materialización. Inicialmente fueron 13 autonomías y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla las que dieron el paso de pedir rastreadores militares para completar sus equipos, aunque este viernes se sumó Extremadura con la solicitud de ayuda de unos cien efectivos.
En la Operación Balmis iniciada con el estado de alarma, la UME fue la primera en salir a la calle para labores de desinfección o traslado de pacientes, aunque poco a poco fue delegando responsabilidades en el resto de unidades de las Fuerzas Armadas.Así ha sucedido también en el caso de los rastreadores y la llamada Operación Baluarte, iniciada por efectivos de la UME que durante los últimos días están cediendo el mando. Una vez completado este proceso, los equipos de rastreadores militares en todas las comunidades, excepto en Murcia (Aire), estarán liderados por el Ejército de Tierra.
Estos equipos se integran para su labor en los grupos de rastreadores civiles que ya trabajan en cada autonomía e incluso asumen sus sistemas informáticos y de trabajo. Catalunya, en cambio, tiene sus propios rastreadores provinentes de nuevas contrataciones y un sistema propio.