Según se extrae de un reciente estudio publicado en la revista The Lancet Gastroenterology & Hepatology, uno de cada cinco jóvenes tiene enfermedad del hígado graso –también conocida como esteatosis–, y uno de cada 40 ya ha desarrollado fibrosis (cicatrices hepáticas). El trabajo científico es el primero en tratar de determinar la prevalencia de la enfermedad del hígado graso y la fibrosis en adultos jóvenes sanos en el Reino Unido.

La enfermedad del hígado graso es una condición por la cual las grasas se acumulan en las células del hígado. Se clasifica en dos tipos distintos. Por un lado está la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que habitualmente la padecen personas con sobrepeso u obesidad, y, por otro, la enfermedad del hígado graso relacionada con el alcohol, que se asocia con niveles nocivos de consumo de esta sustancia.

Si no se tratan, ambos pueden provocar fibrosis y, en casos graves, pueden derivar en una temible cirrosis hepática; algo que resulta irreversible. La enfermedad del hígado graso no alcohólico afecta a alrededor del 25 por ciento de los adultos en los países desarrollados.

El estudio

En esta ocasión, la investigación, ha sido realizada por especialistas de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, y en ella se examinaron los datos recopilados de 4.021 participantes del estudio Children of the 90s. Los participantes del estudio de salud, que previamente habían sido evaluados para detectar si sufrían de hígado graso no alcohólico cuando eran adolescentes usando ultrasonido, fueron invitados a una evaluación utilizando elastografía transitoria.

Los investigadores primero observaron a los participantes que no informaron sobre el consumo nocivo de alcohol y descubrieron que uno de cada cinco tenía una enfermedad del hígado graso no alcohólico. Al ampliar los datos para incluir a todos los participantes, nuevamente encontraron que más del 20 por ciento mostraba evidencia de hígado graso y uno de cada 40 ya había desarrollado fibrosis. Aquellos participantes que tenían tanto el hígado graso como el consumo nocivo de alcohol tenian mayor riesgo de cicatrización hepática. En comparación, a los 17 años de edad, el 2,5 por ciento de los participantes tenía niveles moderados a severos de hígado graso, mientras que a la edad de 24 este número aumentó al 13 por ciento.

En opinión de los autores del estudio, “los datos de los niños de los 90 han resaltado la importancia potencial de la salud del hígado entre los adultos jóvenes. Este grupo de edad sigue siendo un punto ciego para los médicos, ya que generalmente se consideran un grupo de edad saludable que rara vez se estudia. Si la epidemia de obesidad y la cultura del abuso del alcohol no se abordan a nivel nacional, es posible que se vea un número creciente de pacientes que presentan enfermedad hepática en etapa terminal y en edades más tempranas”.

Los científicos consideran que esa tendencia se puede revertir. Señalan que es importante tener en cuenta que aunque se identificó que el 20 por ciento de los participantes tenía hígado graso, solo un pequeño porcentaje de los individuos desarrollará cirrosis y la gran mayoría de los que tomaron parte del estudio deberían estar bien en un futuro si tienen en cuenta la necesidad de llevar a cabo una dieta adecuada y hacer ejercicio.

Asimismo, los autores afirman que los próximos pasos a dar serán observar más de cerca cómo los factores ambientales y genéticos pueden llevar a las personas a desarrollar una enfermedad del hígado graso no alcohólico más temprano en la vida.