¿Qué es la insuficiencia venosa pélvica? ¿A quién afecta? ¿Cómo se trata? Poco se conoce sobre esta enfermedad silenciosa y poco conocida. Afecta, aproximadamente, al 15% de las mujeres y resulta muy difícil de diagnosticar.
El doctor Enric Roche, jefe del servicio de Cirugía Vascular del Hospital Universitari General de Catalunya, explica que “esta patología está relacionada con motivos hormonales y anatómicos y en mujeres con un cierto número de gestaciones, donde un aumento de vascularización producida en la región útero-ovárica causa el desarrollo de varices en la pelvis, alrededor del útero, en la región genital y en las piernas”.
Normalmente se ven afectadas las venas ováricas, vías de drenaje venoso de la pelvis, o las venas hipogástricas. Cuando enferman se producen varices alrededor del útero, trompas de Falopio y ovarios. En casos avanzados pueden afectar a la vejiga y otros órganos pélvicos. La insuficiencia venosa pélvica conecta las estructuras venosas del abdomen con las venas de las piernas, pudiéndose provocar varices importantes.
¿Cuáles son los signos más frecuentes?
Los signos más frecuentes de la insuficiencia venosa pélvica son varices en la zona vulvar, perianal, glúteos o cara interna o externa de los muslos; síntomas como ovulaciones y menstruaciones con sobrecarga abdominal; dolor intenso en la pelvis y en las piernas, detalla el doctor. También pueden experimentarse trastornos en la parte trasera, molestias durante las relaciones sexuales, descarga vaginal, mayor frecuencia urinaria o dolor lumbosacro –parte inferior de la espalda--.
A menudo, estos se acompañan de síntomas depresivos asociados al dolor por la falta de diagnóstico o tratamiento. Se puede sospechar esta patología en una mujer con dolor pélvico cuando, al realizar una exploración ginecológica se detectan varices perivulvares en las ecografías transvaginales sin hallazgo de otros motivos de inflamación u anomalías.
¿A quién afecta la insuficiencia venosa pélvica?
Se observan estas venas varicosas de la pelvis, alrededor del útero y ovarios, en mujeres que han tenido diversos embarazos o embarazos múltiples. Estas pacientes manifiestan varices en los genitales externos o en la cara interna de la ingle durante la gestación.
Las venas ováricas aumentan su tamaño hasta 10 veces durante el embarazo pero acostumbran a volver a su tamaño normal. En ocasiones no lo hacen y quedan grandes ejes venosos que se vuelven insuficientes y desarrollan, con el curso de los años, varices pélvicas.
Cómo se detecta y qué tratamientos existen
El diagnóstico de síndrome de congestión pélvica se suele realizar mediante ecografía y puede ser necesaria alguna otra prueba de diagnóstico por la imagen como técnicas de ultrasonidos, resonancia magnética y ecografía transvaginal Doppler de alta resolución, entre otras. Los factores de riesgo incluyen embarazos múltiples, síndrome de ovario poliquístico, síndromes de pinzamientos venosos o cuadros compresivos.
El doctor Roche indica que “el tratamiento más eficaz para el síndrome de congestión pélvica es la embolización de las venas ováricas. Tal como dice el doctor, se trata de un procedimiento mínimamente invasivo en el que, mediante anestesia local, se realiza la punción de una vena del brazo o de la ingle y desde allí, ayudados de un catéter, se llega a las venas varicosas a tratar, situadas en la región utero-ovárica, vaginal o pélvica, para ocluirlas con espirales o agentes irritantes de las venas varicosas, que ayudan a evitar que se desarrollen nuevas varices. Con esta técnica se consigue reducir el dolor hasta en un 85% de los casos. El procedimiento resulta de desarrollo rápido, ya que no suele durar más de una hora”.
¿Cómo prevenir el síndrome de congestión pélvica?
Aunque estrictamente no es una patología que se pueda prevenir, puede ser útil seguir una serie de recomendaciones. Se aconseja evitar el uso de las prendas ceñidas, realizar ejercicios hipopresivos, que colaboran en el mantenimiento y fortalecimiento del suelo pélvico y, aunque no está directamente relacionado, mantener la zona sana para asegurar una buena circulación y drenaje. También la obesidad representa un factor de riesgo importante y pasar demasiado tiempo de pie ya que hay una sobrecarga de presión en la zona.
Estudios muestran que un 30% de pacientes con dolor pélvico crónico, tienen insuficiencia venosa pélvica como causa del dolor pélvico. La mayoría de las mujeres están en la edad más fértil y tienen menos de 45 años. Roche apunta que “mujeres que sufran de un dolor o molestias crónicas abdominales y que no hayan sido diagnosticadas por su ginecólogo o digestólogo son candidatas a una valoración vascular abdominal.”