Una nueva investigación que lleva por título Binary pan-cancer classes with distinct vulnerabilities defined by pro- or anti-cancer YAP/TEAD activity (Clases binarias de pancáncer con distintas vulnerabilidades definidas por la actividad YAP/TEAD pro o anticancerosa) llevada a cabo por expertos del Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum (LTRI) del Sinai Health ha logrado un avance histórico en la lucha médica contra el cáncer.

Los científicos han descubierto que todos los tipos de cáncer se dividen en dos categorías en función de la presencia de una proteína llamada YAP (Yes-Associated Protein). Se trata de una proteína clave en la vía de señalización del hipotálamo –una parte del cerebro que, entre otras funciones, regula la producción de hormonas–, con un papel importante en la inhibición de la proliferación celular.

En estudios previos, como este realizado en China recientemente, se determinó que los niveles de expresión de YAP en el cáncer afectaban a la aparición y el desarrollo de una variedad de tumores, pero el mecanismo específico asociado a este fenómeno no se había estudiado a fondo. Ahora, en esta nueva investigación publicada en la revista Cancer Cell, los científicos han concluido que todos los cánceres se pueden dividir en dos grupos, según la presencia o ausencia de esta proteína YAP.

El autor principal del estudio, Rod Bremner, ha explicado que la proteína está presente en todos los tipos de cáncer, pero en algunos está activada y en otras desactivada. Y según el tipo, se pueden producir diferentes sensibilidades o resistencias a los medicamentos. Y lo más importante, la proteína YAP tiene un papel muy relevante en la formación de tumores malignos, precisamente por ser vía de señalización de los mensajes enviados desde el hipotálamo en cuanto a la proliferación celular.

El descubrimiento es crucial para los tratamientos. El hecho de que la proteína YAP esté o no activada significa que cuando lo está, el cáncer necesita de la misma proteína para crecer y sobrevivir.

En la nueva investigación, también se muestra cómo algunos tipos de cáncer pueden pasar de un estado de YAP activado a desactivado para sortear la acción terapéutica. Cuando los expertos cultivan las células cancerosas en un laboratorio, flotan o adquieren un comportamiento adhesivo. En este caso, se descubrió que la proteína YAP es un regulador clave de la flotabilidad de una célula. Las células flotantes tienen la YAP desactivada y las que se adhieren, activada. Lo que sí se sabía con anterioridad es que el comportamiento adhesivo de la célula está asociada con la resistencia a los medicamentos, de ahí la importancia de la proteína.

Joel Pearson, coautor principal asegura que las terapias que tengan en cuenta este supuesto, podrían tener un papel esencial en la supervivencia del paciente. “Esta regla simple binaria que hemos descubierto puede permitir el desarrollo de estrategias para tratar muchos tipos de cáncer en función de la activación o no de la proteína”, asegura el experto. “Además, dado que los cánceres saltan de un estado a otro para evadir la terapia, saber pasar de un YAP activado a desactivado podría convertirse en un enfoque esencial para evitar que este cáncer cambie de tipo para resistir los tratamientos farmacológicos”.