España, junto con 18 otros estados miembros de la Unión Europea, cederá a Bulgaria, Croacia, Estonia, Letonia y Eslovaquia 317.150 vacunas de Pfizer para compensar su retraso en sus campañas de vacunación contra la Covid-19. En total, estos países recibirán un total de 10 millones de vacunas de sus socios europeos.
A España le habría correspondido recibir 1.057.166 de vacunas de los 10 millones que ha avanzado Pfizer, pero como ha optado por ceder un tercio a estos países, finalmente recibirá 740.016 dosis. Así pues, estos cinco países recibirán 2,85 millones de dosis adicionales, que se tendrán que repartir, además de su parte proporcional.
La presidencia portuguesa del Consejo, que ha elaborado la propuesta de reparto, explica en un comunicado que se trata de una solución "extraordinaria" que permite "una expresión significativa de la solidaridad a través de la distribución de casi 3 millones de vacunas a los Estados miembros que más lo necesitan".
Al contrario de España y los otros 18 países que han decidido ceder parte de las vacunas, Austria, la República Checa y Eslovenia han decidido no compartir su asignación. Austria había sido uno de los países que, al principio, había dado apoyo la mencionada solidaridad, pero finalmente se ha desmarcado del acuerdo final.
Los problemas con AstraZeneca
La compra conjunta de dosis que realiza la Comisión Europea implica que cada país puede escoger dar prioridad a ciertas vacunas antes de saber cómo se desarrollará su distribución. Por ejemplo, Bulgaria apostó por AstraZeneca y ahora ha tenido que sufrir y afrontar los retrasos en las entregas.
Precisamente, ayer mismo el gobierno de los Países Bajos se sumó a países como Alemania o Canadá suspendiendo la vacunación de AstraZeneca a menores de 60 años. Canadá ha puesto el límite en los 55. El ejecutivo ha quedado a la espera de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) concluya su investigación sobre los casos de coagulación sanguínea detectada después de la vacunación, en que ahora hace unas semanas hizo saltar las alarmas de la mayoría de países de la Unión Europea y de otros de todo el mundo.
La Agencia Europea ha reiterado en varias ocasiones que todavía no ve un vínculo directo entre la vacuna de AstraZeneca y los casos de tromboembolismos, aunque no descarta esta posibilidad, y considera que los beneficios que aporta en su vacunación contra la Covid-19, una enfermedad que comporta un riesgo de hospitalización y muerte, supera cualquier posible efecto secundario.