La esperanza de vida de los ciudadanos de Barcelona sigue en aumento desde la covid 2019. Así lo confirman los datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) en su informe anual. El documento muestra que la esperanza de vida se recupera de forma gradual en la capital catalana después del impacto de la covid y se sitúa en 87,5 años en las mujeres y 82 en los hombres, aunque todavía se encuentra por debajo de la del 2019, cuando fue de 88,1 y 82,4 años respectivamente. El informe también recoge datos sobre la media de esperanza de vida con buena salud, que no refleja la edad media de muerte, sino hasta qué edad viven sin limitaciones físicas o mentales, que provocan una reducción de la calidad de vida. En este caso, se revela que las mujeres viven más tiempo que los hombres, pero lo hacen con peor calidad de vida. Durante el 2022, las mujeres tuvieron una esperanza de vida de 78,8 años con buena salud, mientras que la de los hombres fue de 74,6 años.
El informe también pone el acento en las desigualdades en salud entre los barrios de la ciudad. Las diferencias sociales y territoriales también destapan diferencias relacionadas con el patrón socioeconómico de la ciudad. Las personas mayores que viven en zonas menos acomodadas de Barcelona presentan un índice mayor de multimorbilidad, enfrente de las que viven en mejores zonas. Entre 2019 y 2022 también se ha producido un ligero crecimiento entre los vecinos de los distritos más acomodados—Les Corts y Sarrià-Sant Gervasi— y los que tienen las rentas más bajas—Ciutat Vella y Nou Barris—. La diferencia es de 11 años de vida, sumando la media de edad de los 4 barrios.
Buena salud en la infancia
Con respecto al periodo de la infancia, la buena salud es mayoritaria; en el 98% de las niñas y 97% de los niños, sin embargo, 3 de cada 10 niños tenían trastornos crónicos activos durante el 2022. Los principales diagnósticos son: problemas de vista, afecciones respiratorias y obesidad. Los datos apuntan que las coberturas vacunales en la infancia son elevadas, especialmente, en el primer año de vida, y van a la baja a partir de los 5 años. Los datos referentes con la salud a la adolescencia señalan una disminución del consumo de cannabis en los últimos 30 días, especialmente en el caso de los chicos. En la otra cara de la moneda se sitúa el consumo de cigarrillos electrónicos, que en los últimos 30 días es más elevado entre los y las más jóvenes. Los chicos también hacen uso mayor, que las chicas.
El informe también ha analizado el uso de las pantallas en la adolescencia, y apunta que las chicas de Barcelona pasan 4,04 horas al día por término medio delante de la pantalla del móvil (fuera del horario lectivo) y los chicos, 3,33 horas. En cambio, los chicos hacen un uso más elevado de las videoconsolas. El uso de pantallas también está marcado por las diferencias sociales de la ciudad, así pues, es más elevado en el alumnado de centros ubicados en barrios menos acomodados.