Entrar en Instagram, hacer un poco de scroll para comprobar las últimas publicaciones y mirar las stories de las personas que sigues. Qué han hecho durante la tarde, dónde han ido a comer, qué han comido, si ha habido aceite de anchoa o tarta Sacher, las peripecias de comprar una casa, preparaciones por la llegada de un nuevo miembro de la familia o cómo adoptan un perro o un gato. Quizás no nos interesa del todo y miramos los perfiles de las redes sociales de los amigos o personas que nos interesan por inercia o quizás porque realmente queremos saber más. ¿Sin embargo, por qué lo hacemos?

"La curiosidad por los otros creo que es un tema o un hecho antropológico de toda la vida, desde la época de los griegos y romanos ya había este deseo de curiosidad y ver el cual hacen los otros", explica el doctor en sociología y profesor de la UOC y la URL Francesc Núñez Mosteo. "Poder colarte a la intimidad de los otros, poder colarte en los espacios de vida, agujeros en las puertas y cristales para espiar y tener datos empíricos", amplía. "Un dato histórico y te produce como satisfacción y placer poder mirar y ver qué hacen los otros, somos seres sociales".

Capturar qué comemos y colgarlo a las redes es una de las tendencias de los últimos tiempos / Unsplash

Con el coronavirus, los confinamientos y las restricciones sociales que ha impuesto el virus, ¿espiamos más o menos? ¿Tenemos más ganas de ver qué hace el resto o nos es igual? Según el sociólogo no nos hemos vuelto más fisgones (quizás porque ya lo éramos lo suficiente). El caso es que, según el experto, las redes sociales hace que los espacios sean más públicos y la privacidad y el hecho privado ha quedado más borrado. Además, también subraya que el consumo es muy fácil y que se puede saltar de un lugar al otro.

Satisfacción, control y... ¿conocimiento?

De esta manera, en conversación con ElNacional.cat, Núñez comenta que poder mirar y controlar, saber qué hace una persona u otra da cierta sensación de control sobre la gente que nos interesa. "Si miras a alguien famoso, tienes el placer de ir saltando de espacio en espacio, tienes curiosidad por saber qué hacen o puedes incluso copiar alguna cosa. Si miras los perfiles de tus familiares o amigos te hace la sensación que sabes más, que controlas," insiste. "A la vida cotidiana, lo que hacemos es tratar de influenciarnos para que los otros hagan lo que queremos. El conocimiento de los otros amplifica esta capacidad, sabes qué gusta y qué no". Por lo tanto, destaca que "mirar y curiosear tiene esta función de satisfacción, control y conocimiento para influenciar".

Coleccionar likes en las redes sociales / Unsplash

Pero además de esta satisfacción y este control y conocimiento para influenciar también hay un control social. Es decir, has visto qué ha hecho o qué ha dejado de hacer una persona y por lo tanto puedes 'aprobar' o 'desaprobar' cosas. Así, "con el confinamiento no ha cambiado nada".

Aunque no se hayan registrado cambios para intentar averiguar quién ha hecho que o de qué manera se ha saltado el vecino las restricciones pandémicas, Núñez detalla que los Tik Toks, por ejemplo, han aumentado temporalmente. "Se ha enriquecido la expresividad de estos espacios porque la gente tiene más tiempo, ahora tienes más tiempo para agrandar la dimensión de tu vida, que es mayor".

Y refuerza la idea: "Si sabes lo que gusta a los amigos o a la pareja pues tienes más opciones para influenciar". Además, subraya que "la vida cotidiana es influir sobre los otros".

 

 

Imagen principal: una persona espía un perfil de Instagram / Unsplash