En estos tiempos de Covid nos hemos familiarizado con muchos términos que antes no formaban parte de nuestro día a día. Es el caso de la anosmia –pérdida total del olfato– y de la hiposmia –pérdida parcial del mismo– que están sufriendo muchas personas que padecen la Covid-19. De hecho, es uno de sus síntomas más característicos.
Pues bien, lo cierto es que estos dos trastornos, especialmente el segundo, pueden estar relacionados también con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativos, como el Alzheimer o el Parkinson.
Precisamente sobre este aspecto versa el estudio INNOFALCT, liderado por Navarrabiome, un centro de investigación puntero al respecto en toda España. Este proyecto investiga mecanismos para conocer la relación entre la hiposmia, pérdida parcial del olfato, con el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas y posibles opciones terapéuticas.
“La hiposmia puede ser signo precoz de enfermedades neurodegenerativas, tanto de Alzheimer como Parkinson. Hay un porcentaje de pacientes que empiezan con pérdida de olfato que terminan desarrollando estas enfermedades, y con este estudio queremos conocer cuáles son las alteraciones neurológicas y en el sistema inmune asociadas a la hiposmia”, aseguran científicos del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, una de las instituciones que participan en el proyecto.
Los pacientes están centrando sus esfuerzos en la caracterización de mecanismos moleculares inmunológicos relacionados con el olfato implicados en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como las enfermedades de Alzheimer o Parkinson, así como en la valoración conjunta del olfato y del sistema inmune en envejecimiento. Se espera que los avances puedan proporcionar biomarcadores predictivos y nuevas terapias olfativas inmunomoduladoras, que permitan la administración intranasal de fármacos.
Los expertos están estudiando pacientes que tienen hiposmia primaria, es decir, que no tienen una causa conocida (Covid-19, infección, sinusitis, fractura...) y pacientes con enfermedad de Parkinson o Alzheimer, con y sin pérdida de olfato, para valorar la relación entre ambas lesiones. Además, se están estudiando también otros pacientes con trastornos del sueño que se sabe que en ocasiones se relacionan con hiposmia y en riesgo de desarrollar Parkinson.
En estos momentos se está tratando de saber qué mecanismos inmunes podrían estar en relación con la pérdida de olfato en estas enfermedades neurodegenerativas y, si el entrenamiento olfativo en estos modelos pueden mejorar el sistema inmune y, por tanto, la progresión del Alzheimer o Parkinson. Los científicos también analizarán la capacidad olfatoria de las personas de edad avanzada con el fin de identificar si una pérdida de olfato puede ser síntoma de un sistema inmunitario más débil y, por tanto, menos capaz de hacer frente a enfermedades neurodegenerativas.