Teletrabajar desde casa puede tener muchas ventajas, pero también inconvenientes que hay que tener en cuenta. La primera ventaja, y más obvia en estas circunstancias, es que nos permite hacer frente a la pandemia y evitar el contacto físico con otros para tratar de frenar los contagios. Es, por tanto, una medida necesaria que han adoptado gobiernos de todo el mundo.
Pero, lo cierto es que también trae aparejada una serie de riesgos como la fatiga mental, por tener que estar pendiente de otras tareas como los deberes de los niños o la organización del hogar, la fatiga visual derivada de la cantidad de horas que pasamos delante de la pantalla y el estrés que provocan tener que estar todos los días pendientes de nuevas herramientas a las que no estamos tan acostumbrados como las videollamadas, los programas de trabajo online y demás.
Consejos
Por este motivo, desde diferentes instancias médicas se han realizado una serie de consejos para intentar que este modo de trabajar pueda acarrear más problemas para nuestro salud.
En primer lugar, adquirir una buena postura sentados frente al ordenador. Utilizar una silla ergonómica si es posible, apoyar bien la espalda en ella y utilizar algún tipo de soporte lumbar, (puede ser una almohada en la parte baja de la espalda, en la zona de la curvatura). De altura, los muslos tienen que estar paralelos al suelo, las rodillas deben estar al mismo nivel que las caderas y los pies bien apoyados. Se puede utilizar también un reposapiés.
No se deben cruzar las piernas y hay que situar la pantalla del ordenador a unos 45 centímetros del rostro y ligeramente por debajo de la línea de los ojos, sin tener que agachar el cuello para poder ver el monitor de forma correcta. El teclado, siempre frente a la pantalla, las muñecas apoyadas sobre la mesa y con el ratón al alcance de la mano y en la misma superficie que el teclado. Todos los objetos que se vayan a utilizar tienen que estar a mano y hay que evitar hablar por teléfono apoyando el aparato sobre un hombro y con el cuello torcido. Además, hay que levantarse del escritorio, andar e incluso hacer algún tipo de ejercicio que active la circulación, como las elevaciones de piernas o el encogimiento de hombros.
Es aconsejable buscar una zona en la casa lo más independiente posible y establecer siempre que se pueda una rutina similar a la que desarrollamos en la oficina. En el caso de que haya niños muy pequeños en casa y haya que ayudarlos, lo mejor es intentar buscar huecos a lo largo día, por ejemplo cuando estén dormidos para intentar concentrarse en el trabajo lo más posible.
También es importante evitar los problemas del aislamiento, por lo que se recomienda intentar establecer comunicación con los compañeros de manera frecuente a través de vías telemáticas. Al final del día, hay que procurar igual que cuando se trabaja en la oficina, encontrar un momento para relajarse e intentar desconectar y pasar tiempo con la familia. Y no ser demasiado estrictos con uno mismo, porque es difícil completar las jornadas de una forma idónea cuando se tiene uno que encargar de tantas cosas dentro del hogar.