Cada vez es más complicado controlar el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas, debido al aumento en el número de dispositivos y a la mayor accesibilidad a los mismos en el hogar, en los centros educativos, a través de las amistades… Esta circunstancia se ha agravado durante la pandemia de la COVID-19, cuando hemos pasado mucho más tiempo en casa y los padres han tenido que dedicar muchas horas al teletrabajo, tiempo que no han podido dedicar a sus hijos.
Ahora, una nueva revisión científica publicada en la revista Pediatrics concluye que el uso excesivo de las pantallas dificulta el desarrollo del lenguaje en los niños, aunque con matices, porque si se hace con interacción con los padres y escogiendo el contenido, puede favorecerlo.
Según los científicos que han participado en el estudio, la mejor forma de enriquecer la visualización de las pantallas es observar en conjunto y debatir, de esta forma el impacto es mucho menos negativo en la mente en formación de los menores. Para eso, en primer lugar, hay que escoger primero el tipo de contenido que se puede ver en familia. “Algunos padres piensan que toda la televisión puede ser educativa, pero ese no es el caso”, sugieren los expertos. “El ritmo debe ser apropiado y el contenido desarrollado por expertos en educación”.
Si bien el nuevo estudio se centró en los niños pequeños y el desarrollo del lenguaje, los expertos apuntan a que los padres deberían pensar a largo plazo sobre las implicaciones del tiempo que pasan sus hijos frente a la pantalla. En particular, los jóvenes varones. Los estudios apuntan a que un porcentaje considerable pasa largas horas en su habitación jugando con videojuegos, desarrollando un comportamiento desafiante e incluso síntomas relacionados con la depresión. Además, muchos desarrollan una dependencia de los dispositivos y las pantallas, que puede llegar a convertirse en algo patológico. “Cuanto antes establezcas límites, mejor”, apuntan los científicos. Se trata de percibir las pantallas más bien como una herramienta, no como una forma de mantener a los niños callados, ocupados o entretenidos durante largas horas.