La tumba metabólica es un concepto utilizado en ocasiones en el campo de la nutrición para referirse a un estado en el que se encuentran personas que llevan durante mucho tiempo una dieta muy restrictiva en calorías y llega un momento en el que no pueden bajar de peso, porque su cuerpo ha entrado en modo ahorro de energía ante la restricción del alimento y equilibra la situación para adaptarse. En realidad es un concepto muy discutido por los expertos. De hecho, muchos no reconocen que pueda producirse y consideran que es un mito.
Esto no es óbice para que se haya demostrado que cuando una persona comienza a hacer dietas extremadamente hipocalóricas, tiene un alto porcentaje de posibilidades de sucumbir al llamado efecto rebote. Un hecho que consiste en que, una vez finalizado el régimen alimenticio, se vuelve a coger el mismo peso e incluso más que antes.
Por qué se produce este fenómeno
Ocurre porque el cuerpo humano se adapta rápidamente a la restricción calórica y dificulta la pérdida de peso corporal cuando este supera aproximadamente el 10 por ciento del valor inicial. Y no en todas las personas ocurre igual. De hecho, en diversos experimentos científicos que se han llevado a la práctica, se ha podido observar cómo con una misma dieta hipocalórica la respuesta de los pacientes que la han llevado a cabo ha sido muy distinta.
Todo tiene que ver con un concepto médico llamado termogénesis adaptativa, que, grosso modo, es un proceso por el cual el cuerpo humano produce calor debido a una actividad física no voluntaria desencadenada por condiciones ambientales de frío o debido a la ingesta de alimentos. En este proceso participa el tejido adiposo marrón que utiliza el alimento que se consume para generar calor al cuerpo.
Cuando esto ocurre, se pueden tomar una serie de medidas que ayuden a nuestro organismo a volver a aumentar el gasto calórico para lograr alcanzar el peso más saludable. Estos son algunos consejos.
Aumentar la ingesta calórica pero con una dieta equilibrada. No se trata de reducir al mínimo las calorías, sino de asegurarse una cantidad adecuada de nutrientes y eliminar de la alimentación aquellos alimentos procesados y altos en azúcar.
Realizar más ejercicio. Combinar la actividad física aeróbica con ejercicios de fuerza que estimulen el crecimiento del músculo incrementa el metabolismo y ayuda a perder peso.
Seguir estrategias que ayuden a eliminar el estrés. El estrés tiene una relación directa con muchos procesos metabólicos del organismo, por lo que hacer ejercicios de relajación muy a menudo es muy saludable.
Respetar los ciclos circadianos. No acostarse más tarde de las once y levantarse sobre las siete o las ocho de la mañana permite que nuestro organismo se adapte a los ciclos circadianos, lo que también tiene incidencia en el metabolismo del cuerpo.
Asegurarse la cantidad de proteínas adecuadas. Las proteínas son un nutriente esencial y nos ayudan a mantener a punto la musculatura del cuerpo. Eso sí, deben ser proteínas de calidad.