Algunos expertos proponen utilizar diacetilmorfina, el nombre científico de la heroína, para los pacientes adictos a esta sustancia que han recaído varias veces. "Sería el medicamento ideal, pero el nombre 'heroína' da miedo", declara al catedrático emérito de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Miquel Casas a la ACN. Se trata de una propuesta que no es nueva y que países como Suiza y Alemania ya aplican. En cambio, en España este planteamiento no tiene apoyo político ni social ni tampoco consenso en la comunidad médica.

El catedrático Miquel Casas, que fue jefe del Servicio de Psiquiatría de Vall d'Hebron, apunta que el tratamiento "ideal" para las personas adictas a la heroína que recaen sería la diacetilmorfina. En este sentido, apunta que permitiría "normalizar la vida" de estos pacientes y de sus familias. Y señala que uno de los principales problemas es que en lugar de tratar a la persona adicta como enferma se la estigmatiza.

Hilando más delgado, Casas explica que, desde el punto de vista de las neurociencias, la persona adicta tiene un problema en el sistema nervioso central. Concretamente, le faltan péptidos opioides, y busca la manera de compensar este déficit y por eso acaba incurriendo en conductas de riesgo. Al mismo tiempo, Casas lamenta que las personas adictas sean consideradas como "viciosas" cuando tienen un déficit de péptidos opioides en el sistema nervioso central que intentan compensar con la heroína.

Casas expuso su opinión en un foro sobre sustancias no prescritas, organizado por la asociación Ex Aequo, la revista 'Low Threshold Journal' y las agencias de Salud Pública de Catalunya y de Barcelona y que tuvo lugar hace unos días en la capital catalana. En la mesa sobre los programas de heroína, participaron otros especialistas, que explicaron experiencias como el tratamiento con heroína a Suiza o el ensayo clínico que se mandó a Granada en el 2003 y que ha quedado como una rareza al estado español.

Ensayo para utilizar la heroína

En Catalunya, el Departament de Salut impulsó un ensayo el año 2004 para utilizar la heroína por vía oral como tratamiento de desintoxicación en los hospitales Vall d'Hebron, Mutua de Terrassa y Sant Pau, pero no tuvo continuidad. Aquel estudio era un primer paso para demostrar que la heroína se puede enmascarar en un ensayo clínico, es decir, que se puede administrar sin que ni los pacientes ni los médicos sepan qué es lo que están recibiendo o dispensando (estudio de doble ciego).

"Salió muy bien, pero después no hubo el consenso político para tirarlo adelante", recuerda Casas. "Como no había una gran demanda social y los profesionales que trabajamos en adicciones tampoco pedimos que necesitemos la heroína, o la diacetilmorfina, como medicamento, el poder político se inhibe. ¿Por qué se tendría que complicar la vida con un tema difícil de aprobar si nadie se lo pide? Este es el problema que tenemos", afirma.

Comparación con la diabetes

El catedrático emérito de Psiquiatría de la UAB compara el caso de los adictos a la heroína con los diabéticos. "Es un problema similar. Las personas diabéticas les falta insulina y si no tomaran tendrían una vida muy complicada", comenta. "Si das heroína a la persona adicta, normaliza el funcionamiento del cerebro igual que la insulina lo hace con el páncreas de una persona diabética", sostiene.

Finalmente, Casas apunta que "la medicina oficial ya está satisfecha con los programas de reducción de daños". Según él, la medicina oficial pretende que las personas adictas "no se hagan daño ni duelan los otros". Y así, asegura, se mantiene "el paradigma antiguo", el intento que estas personas abandonen la heroína con tratamientos de desintoxicación a partir de metadona u otros como la buprenorfina o la morfina.