Ponche de ácido lisérgico para curar los males, un tratamiento que parece sacado la contracultura de los años 60. Los psicodélicos, como el éxtasis o el LSD, son útiles para tratar la depresión, siempre con la ayuda y bajo control de un terapeuta especialmente formado, y podrían ayudar también a superar adicciones, según afirma este jueves el doctor Óscar Soto, del Parc Sanitari Sant Joan de Déu de Sant Boi de Llobregat (Baix Llobregat). Soto ha expuesto en el XXXIII Curso Nacional de Actualización en Psiquiatría sus investigaciones en el uso de psicodélicos en salud mental, un "cambio de paradigma" que está mostrando unos "resultados prometedores" y se perfila como una solución para pacientes que no mejoran con otros tratamientos.
Uno psicodélico es una sustancia que causa estados alterados de conciencia. Las sustancias de este tipo que se usan en los estudios médicos —sintetizadas en laboratorio—, cuentan con todos los certificados de calidad y con la aprobación de las agencias europea y española del medicamento, aunque en el fondo son muy similares a las sustancias que utilizan las personas de manera recreativa, como el MDMA (éxtasis), el LSD o la psilocibina que se encuentra en los hongos alucinógenos, tal como precisa el doctor.
Lo que hace Soto en su investigación es aislar este compuesto y administrarlo en un contexto y unas circunstancias determinadas, con un ambiente controlado, cómodo y adaptado con respecto a estímulos, luz y sonido y con atención de profesionales especializados. Todo eso para inducir al paciente a un estado alterado de conciencia orientado a propiciar cambios a nivel cerebral. Eso se traduce en una mayor facilidad para modificar la conducta y desarrollar nuevas perspectivas ante los problemas. Sin embargo, no es un tratamiento únicamente farmacológico, sino que requiere también sesiones de terapia.
Soto ha explicado que estos estados alterados también pueden servir para superar adicciones, ya que es posible enseñar en el cerebro nuevas estrategias ante la ansiedad que lleva a consumir. La terapia ayuda por su parte a "sustituir" a estas conductas por otras, cosa fundamental porque en caso contrario el paciente recaería. Con todo, los psicodélicos son sustancias que si se administran a personas con determinadas predisposiciones, o en contextos inadecuados, pueden dar como resultado un empeoramiento en ciertos trastornos mentales. Por eso es importante hacer uno tamizado previo y una valoración minuciosa para entender quién se puede beneficiar de este tratamiento, ha explicado.
Buenos resultados en ensayos clínicos
El doctor y su equipo han concluido recientemente un ensayo clínico y están finalizando dos más, en los que han constatado una mejora muy rápida, muy importante y sostenida en el tiempo de los síntomas de depresión. Eso es lo más importante y es el principal objetivo del estudio. Una de las ventajas del uso de psicodélicos sobre otros tratamientos, señalan, es que se administran en muy pocas ocasiones (una, dos o tres veces). Hasta ahora estas sustancias se utilizaban en personas con depresiones resistentes a que no habían respondido a otros tratamientos, a causa de su condición de sustancias experimentales, pero ahora están en marcha investigaciones para usarlo en otras indicaciones, como en las citadas adicciones o en el trastorno por estrés postraumático.