El sueño, el gran medicamento olvidado. Una nueva revisión científica explica por qué dormir bien es la mejor inversión para tu futuro. El artículo, publicado en la revista Science Signaling, argumenta que la falta de sueño tiene unos efectos metabólicos mayúsculos en nuestro organismo. Según los investigadores de la Universidad de Saint Joseph, Estados Unidos, la privación de sueño altera el funcionamiento metabólico de las células, especialmente las neuronas, y desencadena desequilibrios que afectan a la salud del cuerpo y del cerebro. Estas alteraciones metabólicas, según expone la investigación, son similares a las observadas en enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer o el Parkinson.

El sueño es esencial para mantener la homeostasis energética, es decir, el equilibrio entre la energía que consume el cuerpo y la que necesita para funcionar correctamente. Cuando no dormimos lo suficiente, este equilibrio se rompe. Las células con alta actividad metabólica, como las neuronas, entran en un estado catabólico para priorizar su supervivencia. Eso implica que procesos energéticamente exigentes, como la formación de sinapsis (que permite la transmisión neuronal de señales eléctricas) o la consolidación de memoria a largo plazo, queden desatendidos. Así pues, más allá de las otras relaciones ya conocidas como el riesgo de obesidad o de diabetes tipo 2, la presente revisión reconoce que perder noches de sueño o sufrir insomnio puede dejar huellas significativas en la memoria. Además, la falta de sueño aumenta el gasto energético en reposo y genera un balance energético negativo. Esta situación provoca alteraciones en metabolitos clave como la adenosina, el lactato y los peróxidos lipídicos, hecho que contribuye a procesos inflamatorios, estrés oxidativo y acumulación de toxinas en el cerebro.

Relación con las enfermedades neurodegenerativas

Los investigadores destacan que los efectos metabólicos de la privación de sueño son muy similares a los observados en trastornos neurodegenerativos. Por ejemplo, tanto en el Alzhéimer como en el Parkinson se detectan disfunciones mitocondriales y estrés oxidativo, fenómenos también presentes después de una noche sin dormir. Inversamente, la falta de sueño puede afectar a la capacidad del cerebro para producir y utilizar energía de manera eficiente, un problema que también se encuentra en las enfermedades neurodegenerativas. Algunos trastornos del sueño, como la apnea o las alteraciones durante la fase REMO, podrían incluso ser señales de alerta precoces de problemas cerebrales que podrían desembocar en este tipo de enfermedades, alertan los expertos.

Un llamamiento a dar importancia al sueño

Los autores del artículo consideran que hay que tratar la falta de sueño como un problema serio, y definen directamente la falta de sueño como un trastorno metabólico. "El sueño tendría que valorarse igual que se valora el azúcar u otros indicadores médicos", indica Ana Fortuna, coordinadora de la Unidad del Sueño de Sant Pau de Barcelona. En un contexto en que hasta el 48% de la población tiene problemas para dormir, según datos de la Sociedad Española de Neurología, esta revisión pone sobre la mesa una conclusión clara: dormir bien no es solo una cuestión de estilo de vida, es una necesidad biológica fundamental para preservar la salud física y mental. Así pues, si crees que puedes funcionar con pocas horas de sueño, piénsalo de nuevo porque tu cuerpo y tu cerebro te cobrarán la factura.