Un nuevo estudio de la Universidad de California ha demostrado que 1 de cada 3 jóvenes fumadores de entre 18 y 25 años son susceptibles de contraer una forma grave de COVID-19 que requiere hospitalización. Así queda reflejado en esta investigación publicada en el Journal of Adolescent Health que refleja que tanto los cigarrillos como los cigarrillos electrónicos contribuyen en gran medida a aumentar el riesgo.
Esta parece ser una de las razones que parece dar explicación al hecho de que en las últimas semanas se están presentado cada vez más casos de complicaciones de la COVID-19 en los adultos jóvenes, experimentando complicaciones graves. Si bien al comienzo de la pandemia, las más afectadas parecían las personas mayores, ahora las tornas parecen estar cambiando.
“El aumento de los niveles de obesidad, tabaquismo y un estilo de vida sedentario está poniendo en riesgo a nuestra juventud desde una edad mucho más temprana de lo que hemos visto en el pasado”, aseguran desde la Universidad de Yale. Los investigadores evaluaron los datos de más de 8.000 jóvenes de entre 18 y 25 años, analizando cuántas personas tenían un factor de riesgo que les hiciera más vulnerables ante la COVID-19. El equipo descubrió que el 32 por ciento de la población estaba en riesgo de desarrollar una complicación de la enfermedad, la mitad de ellos debido al hábito de fumar.
Los expertos se sorprendieron del importante papel que desempeñaba el hecho de fumar en el riesgo del grupo de desarrollar una complicación, más incluso que otros factores como la obesidad o el asma. El tabaco interrumpe la barrera epitelial de las vías respiratorias, y esta interrupción y pérdida de protección hace que sea más fácil contraer infecciones, según afirman aseguran los científicos. Cuando se exponen a un virus como este, los fumadores con la capacidad pulmonar lesionada se encuentran en mayor desventaja, en comparación con aquellos que no fuman y tienen pulmones sanos.
Al comienzo de la pandemia, la atención se centró principalmente en cómo la COVID-19 afectó a los adultos mayores, especialmente a los mayores de 65 años. Ahora, la tendencia ha cambiado a medida que más y más jóvenes de 20 años están enfermando y desarrollando complicaciones, por lo que los estudios a este respecto se están multiplicando. El hecho además de que entre los jóvenes se hayan relajado las medidas de protección, a diferencia de lo que ha pasado entre las personas mayores que han seguido mantenido las precauciones, ha contribuido a elevar los casos de contagios.
Los científicos que han participado en el estudio creen que los jóvenes deben tener en cuenta que fumar es un gran factor de riesgo a la hora de contraer la enfermedad de la COVID-19 y lo deben tener muy presente, sobre todo en edades comprendidas entre los 18 a 25 años. Por este motivo, deben tener muy claro que deben respetar las medidas de distanciamiento y el uso de las mascarillas.