El conseller de Interior, Miquel Sàmper, i la consellera de Salut, Alba Vergés, han admitido que según los datos actuales de la pandemia del coronavirus no se tendrían que reabrir todavía determinados sectores como la restauración, pero han argumentado que se ha tomado la decisión de volver a levantar persianas para encontrar el equilibrio entre la crisis sanitaria y financiera ante la falta de ayudas por parte del Estado. Según han explicado, si la Generalitat hubiera tenido los "recursos necesarios" que tendría que aportar el ejecutivo español a Catalunya, el Govern "habría tomado medidas mucho más restrictivas" en estos momentos.
"Si tuviéramos dinero, no habríamos reabierto. Alemania ha pagado parte de la facturación a la restauración y Francia ha hecho exactamente lo mismo. Nosotros no lo podemos hacer porque el Estado no nos hace llegar los recursos. Si tuviéramos ayudas, seguiríamos la línea de la OMS y seríamos más restrictivos, pero como no los tenemos, hemos hecho el plan de reapertura", ha explicado Sàmper en una rueda de prensa este jueves.
En esta misma línea, Vergés ha pedido "compromiso, corresponsabilidad e implicación" al gobierno de Pedro Sánchez y ha advertido de que el sistema sanitario continúa en una situación "muy complicada". Según ha explicado, el Govern está haciendo "todo lo necesario que está en sus manos", como aumentar el rastreo y desplegar medidas, pero ha lamentado que "el esfuerzo sería más sencillo si eso también se hubiera hecho por parte del Estado". "Le corresponde y lo tendría que hacer, como cualquier otro gobierno de los países vecinos", ha criticado
Los datos
Con respecto a la evolución de la pandemia, el director del Servei Català de la Salut, Adrià Comella, ha explicado que Catalunya "va en descenso y está en el buen camino", pero ha pedido ser conscientes de la gravedad de la situación actual. En este sentido, ha asegurado que la segunda ola tiene unas condiciones muy diferentes por la "incomprensión y agotamiento" de la ciudadanía y el personal sanitario y ha augurado que los próximos meses serán duros.
"El invierno complicará los procesos y, además, Navidad aumentará la interacción. Esto es el terreno perfecto para el virus. Entramos en una fase de mucho riesgo, porque estamos agotados y bajaremos la guardia. Estas fiestas habrá transmisión y algunas personas acabarán en la UCI e incluso perderán la vida para pasar un rato juntos", ha advertido. Además, Comella ha alertado de que una tercera ola podría tener un impacto muy superior en los hospitales que la primera o la segunda, e incluso ha contemplado un "colapso del sistema" como posible escenario.
Por eso, tanto él como la consellera de Salut han insistido en la responsabilidad ciudadana en los próximos días: "Si queremos correr más de lo que toca, quizás no tendremos fiestas y tendremos la tercera ola".
Con la mirada en diciembre
Por otra parte, los consellers han evitado pronunciarse sobre el paso de fase de desescalada, ya que han reiterado que todo dependerá de los indicadores de la pandemia. Con respecto al próximo puente del 6 y 8 de diciembre, Sàmper ha explicado que no se prevé modificar ninguna restricción y que el Govern respetará "lo que está previsto, caiga como caiga".
"Es muy importante no adelantarnos. Estas semanas tenemos que ser muy estrictos para poder cuidar la Navidad. Haya puente o no haya, las restricciones serán las que son y el paso de tramo se dará de acuerdo con los datos", ha añadido Vergés.