Greenpeace ha criticado la "pasividad" y "lentitud" de las administraciones públicas ante un problema "de primer orden" como es la contaminación atmosférica. La organización ha afirmado que los resultados del estudio impulsado por ISGlobal confirman Madrid y Barcelona como "puntos negros" de la contaminación en Europa.
Greenpeace ha criticado también la "falta de ambición" para restringir el tráfico contaminante y especialmente a los políticos que han intentado derogar las medidas destinadas a frenar los niveles de contaminación. Por el contrario, ha pedido "más ambición" con medidas como Madrid Central o la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona y otras medidas como más carriles Bus-VAO y reducir los estacionamientos en superficie.
"A pesar de los reiterados avisos de la comunidad médica y científica y de las amenazas de la Unión Europea para incumplir los límites de calidad del aire, las grandes ciudades siguen priorizando un modelo de movilidad basado en el automóvil", ha lamentado el responsable de movilidad de Greenpeace, Adrián Fernández. Ha criticado por ejemplo las campañas políticas contra Madrid Central o aquellos que "han presumido de retirar los límites de velocidad a Barcelona".
Reducir el número de automóviles
Para la organización ecologista, la receta contra la contaminación es reducir el número de automóviles a la ciudad priorizando el uso de transportes sostenibles, con más transporte público, espacios para los peatones y vías ciclistas seguras. Ha añadido que el descenso de movilidad a causa de la Covid es "una oportunidad para reinventar las ciudades y evitar así que devolver a la 'vieja normalidad', donde la gente muere para respirar aire contaminado".
Madrid y Barcelona y sus áreas metropolitanas se encuentran entre el top 10 de ciudades europeas con mayor mortalidad vinculada a la contaminación del aire con que causa el dióxido de nitrógeno (NO2), asociado sobre todo al tránsito rodado. En concreto, encabeza la lista Madrid, seguida de Amberes, Turín, París, Milán, Barcelona, Mollet de Vallès, Bruselas, Herne y Argenteuil - Bezons.
Son datos de un estudio publicado en The Lancet Planetary Health que ha estimado por primera vez la carga de mortalidad atribuible a la contaminación del aire en más de 1.000 ciudades europeas. Lo ha liderado el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en colaboración con investigadores del Swiss Tropical and Public Health Institute y la Universidad de Utrecht.
Si se cumplieran las recomendaciones de la OMS en cuanto a la contaminación del aire por NO2 en todas sus áreas en el caso de Madrid y su área metropolitana se calcula que se evitarían 206 muertes anuales mientras que en el de Barcelona (y también su área metropolitana) serían 82. Estas cifras contemplan únicamente, sin embargo, las muertes vinculadas a un único contaminante, que es el NO2. Si nos fijamos en las muertes evitables si se cumplen los niveles de partículas finas marcados por el mismo organismo internacional, por ejemplo, varían: 1.297 en Barcelona y 689 en Madrid.
En el proyecto, el área metropolitana de Barcelona incluye las siguientes ciudades: Viladecans, Terrassa, Sant Boi de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet, Sant Cugat del Vallès, Sabadell, Rubí, El Prat de Llobregat, l'Hospitalet de Llobregat, Esplugues de Llobregat, Cornellà de Llobregat, Cerdanyola del Vallès, Castelldefels, Barcelona y Badalona.