La Escuela de Salud Pública de Harvard, una de las instituciones más prestigiosas que existe en el ámbito de la investigación médica, va a establecer un centro de investigación para estudiar los efectos de los metales en el cerebro de las personas mayores. El proyecto, que llevará por nombre Metales y mezclas de metales: envejecimiento cognitivo, recuperación y fuentes de exposición (MEMCARE), tendrá como objetivo analizar cómo los metales contribuyen al deterioro cognitivo y la pérdida de memoria en la edad avanzada. Asimismo, se trabajará en el desarrollo de nuevas formas de detectar y eliminar contaminantes metálicos en las fuentes de agua potable.
En total, participarán 18 investigadores de nueve instituciones, que estudiarán la manera de proteger a la población de la exposición a sustancias peligrosas, como disolventes industriales y metales pesados, incluidos arsénico, plomo y mercurio, que se encuentran en el agua, el suelo y el aire y con los que estamos continuamente en contacto.
Se trata de un campo de actuación de gran relevancia, entre otras cosas porque se calcula que en los próximos años, concretamente hasta 2050, la población mundial de personas mayores de 60 años aumentará hasta el 22%, frente al 12% de 2015. Teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida, es extremadamente importante estudiar los efectos de la contaminación por metal en el envejecimiento cognitivo o la neurodegeneración, tal y como aseguran los expertos de la Escuela de Salud de Harvard.
El proyecto tiene mucho que ver con la evidencia que existe en la comunidad científica relativa al origen de las enfermedades neurodegenerativas: la mayoría no son causadas por la genética, sino que parecen estar significativamente influidas por factores ambientales como la contaminación del aire y del agua potable. Pero todavía hace falta saber cómo la exposición a estos materiales influye directamente en el deterioro neurocognitivo asociado al envejecimiento. Por eso, los científicos quieren desarrollar un estudio para centrarse en los metales pesados.
El nuevo centro parte de la hipótesis de que los primeros años de vida son críticos en lo que a exposición a contaminantes se refiere y determinan en buena medida la salud cognitiva de la persona cuando llega a la etapa adulta y la vejez. Los investigadores estudiarán un grupo de 1.000 personas de entre 60 y 70 años de Missouri que donaron sus dientes de leche cuando eran niños y cuyas uñas de los pies se guardaron una vez al año hasta la edad adulta debido a un estudio previo para buscar asociaciones entre las concentraciones de metales tanto en los dientes como en las uñas de los pies y la salud cognitiva actual.
Además, se estudiarán otras zonas en las que se almacenan residuos peligrosos, como Roxbury, Massachusetts o San Luis Valley, todas ellas expuestas a contaminantes.