Después del gran interés que suscitó en la comunidad científica el microbioma de nuestro intestino, el próximo foco de interés está situado en nuestra boca y en las bacterias y otros microorganismos que viven en ella. Un equipo de investigadores de la Universidad Northwestern se ha dedicado a analizar las comunidades microbianas que viven en las cerdas de los cepillos de dientes usados, concluyendo que básicamente coincidían con los microbios que se encuentran comúnmente dentro de la boca y en la piel.
El estudio se ha publicado en la revista Microbiome y tiene una serie de resultados interesantes, aunque inicialmente partió de una idea un tanto escatológica: como generalmente los cepillos de la boca están al aire libre en el cuarto de baño, querían comprobar hasta qué punto se podían contaminar por la acción de diferentes elementos, desde los aerosoles que se generan cuando tiramos de la cadena, hasta los microorganismos que se pueden encontrar pululando por el aire, como es el caso de los ácaros del polvo. Lo cierto es que, en ese sentido, podemos estar tranquilos, porque en las muestras que recogieron de los cepillos de los participantes en el estudio, pudieron comprobar que coincidían con el microbioma de su boca.
Pero aparte de esta cuestión, los investigadores también encontraron otros aspectos interesantes. Por ejemplo, los microbios de los cepillos de dientes de personas con una mejor higiene bucal tienen más genes de resistencia a los productos antimicrobianos de limpieza bucal. Por lo tanto, no se recomienda que las personas busquen pastas y cepillos de dientes antimicrobianos, porque “no se está acabando con los microbios, sino que convierte a los supervivientes en mucho más resistentes. Por lo tanto, hay que utilizar una pasta normal y es más que suficiente”.
Para mantener una buena higiene, es importante recordar que el cepillo no debe tener unas cerdas demasiado duras pero si una cabeza pequeña que permita acceder a todas las zonas. La pasta dentífrica debe contener flúor, un mineral que protege a los dientes contra la caries, y elementos abrasivos leves como el fosfato cálcico y la silica.
Es importante cepillarse después de cada comida y, de forma imprescindible, antes de dormir, pues durante la noche producimos menos saliva y los dientes están menos protegidos. El truco para hacerlo bien consiste en realizar movimientos cortos y suaves, sobre todo en la zona de la encía. Hay que empezar primero por las superficies externas de los dientes superiores con movimientos de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba en los inferiores, con una inclinación del cepillo de unos 45° contra el borde de la encía.
Una vez se ha terminado hay que pasar a limpiar de la misma forma la cara interna de los dientes y después pasar el cepillo por las superficies de masticación de los dientes con movimientos cortos. Para acabar, cepillar las caras externa e interna de las muelas con movimientos circulares para remover los restos de alimento y las bacteria. También es aconsejable cepillar la lengua, el paladar y los surcos entre las muelas y la cara interna de las mejillas.