El Hospital Universitario Vall d'Hebron ha conseguido un hito histórico. El centro ha superado los mil trasplantes pediátricos de órgano sólido, convirtiéndose en el segundo centro español que alcanza esta cifra, después del Hospital Universitario La Paz, en Madrid. El hospital hizo el primer trasplante infantil en Catalunya en 1981 y, desde aquella operación de riñón, ha hecho 1.007: 442 renales, 412 hepáticos, 85 pulmonares y 68 cardiacos. Además, el centro barcelonés ha hecho 1.450 trasplantes pediátricos de progenitores hematopoyéticos. En estas cuatro décadas, Vall d'Hebron ha conseguido hitos que requieren mucha pericia, como hacer un triple trasplante de corazón, hígado y riñón a una niña o hacer seis operaciones en 24 horas por primera vez al Estado en el 2015.
Vall d'Hebron siempre ha sido un hospital pionero, el primer trasplante pediátrico de hígado de todo el estado español lo hizo en 1985. Años más tarde, en 1998 inició el programa de trasplante pulmonar. En el 2006, un equipo pediátrico del centro hizo el primer trasplante cardiopulmonar al Estado y el 2008, el hospital realizó su primer trasplante de corazón a un niño. Vall d'Hebron es Centro, Servicio y Unidad de Referencia (CSUR) en todos estos procedimientos, hecho que permite que pacientes de otras comunidades autónomas sean derivados para un trasplante.
Un equipo multidisciplinar
El equipo responsable de los trasplantes destacan que detrás de estas operaciones trabaja un equipo multidisciplinar. Según explican, se trata de un procedimiento coral en el cual pueden llegar a intervenir directamente más de cien profesionales. Cuando hay un órgano disponible, un equipo formado multidisciplinar se prepara para la extracción, sea al mismo hospital o desplazándose a otro centro. Antes de la extracción, un cirujano o especialista confirma la validez del órgano para ser implantado.
Paralelamente a esta comprobación se informa la familia del receptor, con quien se mantiene una comunicación constante durante todo el proceso y se prepara el quirófano donde se hará la operación, en la que participan profesionales de anestesia; cirujanos; enfermeras quirúrgicas, de anestesia y perfusionistas; auxiliares y celadores, entre otros profesionales de servicios como Laboratorios Clínicos, Radiología, Enfermedades Infecciosas, Inmunología, Anatomía Patológica, Urgencias y Farmacia. Antes de empezar la intervención, se avisa la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos y al Banco de Sangre para que estén preparados.
"Generación de privilegiados"
"Una generación de privilegiados por haber participado en esta fase de la historia de la Medicina". Así ha definido este momento histórico el director asistencial de Valle de Hebrón, Antoni Roman, que ha instado las siguientes generaciones a "volar muy alto". Por su parte, la coordinadora de Programas de Donación y Trasplante, Teresa Pont, ha señalado que este millar de trasplantes son un "éxito social", ya que detrás hay "una sociedad generosa que confía en el sistema sanitario". También ha hecho notar que cuando un niño está enfermo, lo está "toda la familia" y ha indicado que faltan "más recursos" para "intentar normalizar" el proceso de un trasplante, como la escuela esté "preparada".
Con la mirada puesta en el horizó, entre los retos de futuro, han destacado que se tiene que prevenir y mejorar el tratamiento de las enfermedades que acaban requiriendo un trasplante, para que esta operación no sea necesaria. También, reducir los efectos secundarios para mejorar la calidad de vida de los pacientes. "Que los niños trasplantados sean niños", han expresado.