País Vasco, Valencia, Salamanca y otras comunidades han empezado a prohibir y el uso de mascarilla de ropa en los hospitales y centros de salud. Algunos expertos habrían asegurado a El Independiente que sería una decisión acertada ya que estos espacios son de alto riesgo de contagio y muchas de estas mascarillas no cumplen los requisitos necesarios de protección.
Entras las comunidades que están estudiando ahora la petición, según resalta lo mismo digital, son La Rioja o Canarias que pide una norma más genérica por la que sea obligatorio "llevar una mascarilla homologada en centros sanitarios". Otros cómo Catalunya todavía no se lo han planteado de seriamente.
El auge de las mascarillas de tela
Al inicio de la pandemia, que las mascarillas escaseaban tanto en las farmacias como en cualquier lugar susceptible de venderlas, muchas empresas y mascarillas de ropa proliferaron entre los usuarios y se convirtieron en la mejor opción para intentar proteger y protegerse del virus. Aunque, en muchos casos, no estaban homologadas.
¿Las mascarillas podrían dar inmunidad?
Las mascarillas podrían dar, inadvertidamente, inmunidad haciendo que se enferme menos por el virus, según han publicado varios académicos en una revista médica. Hace unos días, el diario británico The Telegraph, se hacía eco de un artículo publicado en la New England Journal of Medicine que insistía en esta teoría no probada, todo y que prometedora, que el uso de mascarillas podría ayudar a reducir la gravedad del virus y asegurar que una parte importante de las nuevas infecciones sean asintomáticas.
El artículo detalla que hay una evidencia creciente que la cantidad de virus a que una persona está expuesta al principio de la infección, la "dosis infecciosa" puede determinar la gravedad de su enfermedad.
De hecho, un estudio publicado en The Lancet el mes pasado encontró que la "carga viral en el momento del diagnóstico" era un "predictor independiente de mortalidad" en pacientes hospitalarios. Por lo tanto, el uso de las mascarillas podría reducir la dosis infecciosa en la cual está expuesta una persona y por lo tanto el impacto de la enfermedad por su filtraje.
¿Qué es el coronavirus prolongado?
El coronavirus ya ha infectado además de 34,2 millones de personas en todo el mundo. Aunque ahora se saben más cosas, todavía se desconocen muchas afectaciones. Cada vez son más los expertos y supervivientes que ven cada vez más un impacto más largo del coronavirus, con más tiempo de recuperación.
De hecho, un estudio publicado el 20 de agosto encontró que tres cuartas partes de los pacientes con coronavirus ingresados en el hospital todavía sufran síntomas hasta tres meses después, según recoge el diario británico The Independent. Algunos incluso no podían hacer tareas como lavarse, vestirse o volver al trabajo. Sin ir más lejos, un estudio del día 7 de septiembre al que también hace referencia el periódico, exponía que unas 60.000 personas del Reino Unido han estado sufriendo de coronavirus prolongado durante más de tres meses.
El coronavirus prolongado o de largo plazo no es exactamente un término médico oficial pero sí que lo utilizan aquellos pacientes que tienen de manera prolongada o que sufren los síntomas más allá de dos semanas. Entre estos hay fatiga, dificultad respiratoria, dolores musculares, mal en las articulaciones, confusión mental, pérdida de memoria o falta de concentración, según recopilación la entidad norteamericana Mayo Clinic. Aunque no se cree que sean contagiosas sí que sufren los efectos durante meses.