Con el paso del tiempo, las parejas que tienen relaciones largas pueden atravesar todo tipo de etapas en lo que al sexo se refiere, con mayor o menor intensidad y deseo. No es algo extraño que cuando uno de los dos atraviesa una fase más complicada personalmente o una depresión, la vida sexual se resienta. También puede suceder con la llegada de los hijos cuando es el caso o con el paso de los años.
Pero, aun así, una cosa es pasar una etapa transitoria y otra llevar una relación en la que el sexo es una mera anécdota. Existen parejas que no mantienen relaciones y aseguran tener una convivencia positiva, porque el sexo se ha convertido en un elemento que ha ido perdiendo importancia frente a otras cuestiones. Pero lo cierto, es que no deja de ser un menos en cualquier relación estable.
Así que todas las parejas que lleven un tiempo juntas deberían hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué papel desempeña el sexo en nuestra relación? Porque si la dimensión sexual no forma parte de la vida en pareja siempre y cuando no exista un problema importante que lo impida, es porque algo está fallando.
La sexualidad no deja de ser, entre otras cosas, una forma de comunicarse y de decir a la otra persona lo que se siente por ella. El hecho de que además produzca placer sensorial lo convierte además en una fuente de satisfacción que puede ayudar mucho a la vida en pareja. Algunos creen que la edad es un factor determinante y que con el tiempo el sexo deja de cobrar importancia, pero lo cierto es que no es así. De hecho, existen muchas parejas jóvenes que acuden al sexólogo pasan largas temporadas sin mantener relaciones sexuales por inapetencia, por estrés o por otras circunstancias.
Uno de los factores principales a la hora de tener una vida sexual activa en las relaciones largas es el deseo. Para que un encuentro sea satisfactorio para ambos previamente debe existir una necesidad física, que se traduce en las ganas de tener un encuentro sexual con el otro. La falta de deseo por parte de uno de los miembros de la pareja genera muchas dudas con el paso del tiempo y termina afectando a la relación.
Para evitar esto, los mejores consejos dos. En primer lugar, tener claro que desde el principio hay que cuidar la sensualidad y el erotismo en la pareja, mantener la dimensión sexual presente y alimentarlo compartiendo los deseos de cada uno y las ganas de probar formas nuevas de practicar la sexualidad con el acuerdo de ambos. Si esa parte de la sexualidad está apartada, habrá problemas en el futuro.
El segundo consejo es buscar la ayuda de un profesional en cuanto se presenten las dificultades. Cualquier disfunción o problema psicológico que tenga que ver con la esfera sexual puede ser susceptible de tratarse. Incluso en los casos en los que exista algún tipo de imposibilidad para mantener una relación completa, se pueden explorar otros caminos. A veces se antepone un cierto miedo y la inseguridad que termina provocando una quiebra en la relación.
Por último también hay que tener claro que hay que ser realista. Las relaciones de pareja largas y estables no viven la sexualidad de la misma manera al principio cuando uno se acaba de conocer que cuando se llevan varios años de convivencia a la espalda. Tener claro este punto es importante para no generar frustración. Pero que sea diferente no quiere decir que sea peor. La frecuencia, por poner un ejemplo, no está establecida de antemano, cada pareja debe buscarse la que le satisfaga. Lo importante es no tener que responder a clichés sino buscar un modelo propio.