Las redes sociales han cambiado nuestras vidas y son un factor cada vez más importante a la hora de tomar decisiones de todo tipo, entre ellas las que tienen que ver con nuestra salud. Teniendo en cuenta que, de media, las personas pasan alrededor de hora y media o dos horas consultando las redes sociales diariamente, es natural que los amigos o los influencers que seguimos determinen en buena parte las decisiones acerca de nuestro bienestar. Pero, ¿son estos efectos beneficiosos o tienen consecuencias negativas?
Actualmente se están llevando a cabo estudios para determinar cómo se desarrolla esta influencia, por lo que ya se tienen algunos datos. Las redes sociales pueden proporcionar inspiración para llevar a cabo hábitos de vida saludables. Las imágenes de alimentos saludables, recetas, vídeos sobre ejercicio y demás, puede ofrecer la motivación que se necesita para optar por una dieta equilibrada. En este sentido, cada vez existe más conocimiento acerca de la nutrición y se brindan más opciones para poder estar más sano.
Pero también es cierto que el principal problema es que las redes sociales pueden fomentar expectativas de salud poco realistas. A veces, las imágenes que vemos en las publicaciones nos muestran una perfección que no es alcanzable y que no tiene nada que ver con la realidad, al menos con la de la mayoría de las personas. Se puede dar la impresión de que se puede lograr unos hábitos buenos o conseguir un cuerpo envidiable casi sin esfuerzo, cuando no es así. De esta forma, los usuarios pueden experimentar frustración y sentir que no lo están haciendo correctamente.
Por otra parte, otro de los grandes inconvenientes es la influencia que pueden ejercer en muchos jóvenes, algunos de los cuales llegan a desarrollar trastornos alimenticios, debido a la presión que existe por tener un cuerpo perfecto o una cara sin imperfecciones. De hecho, aunque las redes sociales pueden ser un espacio seguro para obtener apoyo y debatir sobre temas relacionados con la salud, desde una perspectiva positiva, la naturaleza impersonal de las relaciones que se establecen con otros fomentan la aparición de críticas malintencionadas que pueden afectar mucho a la autoestima de los usuarios.
Por ejemplo, para muchos que padecen trastornos alimenticios o que tienen un físico que les hace sentirse mal, poder hablar con otras personas en esa misma situación puede brindarles apoyo y ayuda. Pero canalizadas de una forma correcta, a través de grupos establecidos y seguros o de instituciones reconocidas que pueden ayudar de una forma profesional.
Las investigaciones están demostrado que el fenómeno de salud mental conocido como contagio emocional, en el que las emociones se transfieren entre las personas, es especialmente poderoso en las redes sociales. Pero no siempre es positivo. Si alguien a quien se sigue se enfoca únicamente en los aspectos negativos de una condición de salud, o si un grupo solo lamenta las dificultades, la influencia puede ser muy negativa.