A pesar de años de investigaciones, aún no se sabe con certeza cómo se inicia el Alzheimer, la forma de demencia más común que, según la OMS, afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. La cuestión no es baladí, porque saber el origen es vital para encontrar el modo de curarla.
La hipótesis que tiene más predicamento entre la comunidad científica es que la enfermedad se desarrolla porque se produce una acumulación excesiva de una proteína potencialmente tóxica llamada beta-amiloide. Al parecer las placas de esta proteína podrían interrumpir la comunicación entre las células cerebrales, lo que a su vez deriva en problemas de la función cognitiva.
Pero ahora, un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de California ha concluido que aunque la acumulación de beta-amiloide tiene relación con el Alzheimer, no puede ser su causa. La investigación aparece en la revista Neurology, y está motivada porque los últimos hallazgos venían sugiriendo que lo que se pensaba que era el origen de la enfermedad y el causante de todo el deterioro en las funciones cerebrales, no parecía dar respuesta al conjunto de casos que se encontraban. De hecho, las estrategias sensibles de medición neuropsicológica capturan cambios cognitivos sutiles mucho antes en el proceso de la enfermedad de lo que se creía posible.
La investigación
En el estudio, los expertos reunieron un total de 747 participantes con diferentes niveles de salud cognitiva. Todos aceptaron someterse a evaluaciones neuropsicológicas, así como a escáneres cerebrales PET y MRI. De ellos, 305 eran cognitivamente sanos, 289 tenían deterioro cognitivo leve y 153 mostraban marcadores de lo que los investigadores llaman dificultades cognitivas sutiles definidas objetivamente.
Los expertos definen el deterioro cognitivo leve como un estado de deterioro cognitivo que es más grave de lo que normalmente se experimenta con la edad, pero aún no lo suficientemente grave como para un diagnóstico de demencia, pero que termina derivando en ella en un número significativo de personas.
Las dificultades cognitivas sutiles definidas objetivamente son dificultades o ineficiencias en algunas tareas cognitivas sensibles que se dan en personas con un perfil neuropsicológico general en el rango normal. Por lo tanto, son problemas de funcionamiento cognitivo sutiles que se producen en ausencia de signos visibles de problemas cerebrales.
Para averiguar si alguien los está experimentando, los investigadores evalúan, entre otros factores, con qué eficiencia una persona puede aprender y retener nueva información. En otros estudios se había encontrado que las personas que presentan estas dificultades tienen un mayor riesgo de deterioro cognitivo leve y formas de demencia.
En el nuevo estudio desarrollado en la Universidad de California, han descubierto que la proteína beta-amiloide se acumula a un ritmo más rápido en los participantes con dificultades cognitivas sutiles definidas objetivamente en comparación con aquellos que se consideraban cognitivamente saludables.
Además, los escáneres cerebrales de las primeras mostraron que estos individuos experimentaron un adelgazamiento de la materia cerebral en una región llamada corteza entorrinal, que se sabe que disminuye en volumen en los enfermos de Alzheimer. Un dato importante, porque esta región del cerebro juega un papel en la memoria y la orientación espacial. Los investigadores también encontraron que si bien las personas con deterioro cognitivo leve tenían mayores cantidades de beta-amiloide en sus cerebros al comienzo del estudio, esta proteína no parecía acumularse más rápido en estos participantes que en individuos cognitivamente sanos.
Los expertos creen que los cambios cognitivos pueden estar ocurriendo antes de que se hayan acumulado niveles significativos de beta-amiloide, al contrario de lo que se pensaba hasta ahora. Por lo tanto, subrayan la necesidad de cambiar el enfoque hacia objetivos de tratamiento de patologías distintas al amiloide.