La artrosis de rodilla se produce como consecuencia de un desgaste importante del cartílago que recubre esta articulación, que une el fémur, la tibia y el peroné. Los síntomas más frecuentes son el dolor, la rigidez, la deformación y, en algunos casos, la imposibilidad de caminar. No se puede establecer un origen exacto de su aparición, se cree que influyen causas genéticas y otras más relacionadas con los hábitos de vida, con el peso de una persona o incluso con el hecho de realizar un ejercicio físico muy intenso de forma prolongada. Hoy en día no tiene curación y el objetivo de los tratamientos es paliar el dolor y mejorar la calidad de vida.
Recientemente, un ensayo clínico desarrollado por la Clínica Universidad de Navarra en colaboración con el Complejo Hospitalario de Salamanca y el Hospital San José de Vitoria ha podido comprobar cómo el tratamiento de esta artrosis con células madre mejora el estado clínico y funcional de la articulación y, de esta forma, la calidad de vida de los pacientes.
El ensayo se encuentra en fase II. En una primera fase, cuyos resultados se publicaron en el año 2016, ya se concluían los beneficios de esta técnica y se demostraba la seguridad del procedimiento. Pero ahora, el nuevo ensayo ha podido comprobar cómo se produce una importante mejoría cuando se inyectan las células madre en la rodilla a largo plazo, sobre todo.
“Este efecto más prolongado sobre el dolor, que es la causa por la que los pacientes acuden a consulta, se debe al efecto antiinflamatorio de las células”, explica el Dr. José Lamo de Espinosa, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica Universidad de Navarra e investigador principal del trabajo.
El estudio
Para llevar a cabo el ensayo se ha contado con la participación de 60 pacientes. Durante el proceso, se han comparado las células madre con el tratamiento convencional que emplea plasma rico en plaquetas. Tras finalizar, se ha podido demostrar que los efectos del primer tratamiento han sido más duraderos. De hecho, los que siguieron esta nueva técnica con células madres son los únicos que se puede considerar que han respondido al tratamiento tras los 12 meses de seguimiento.
Los resultados han sido publicados en la revista Journal of Translational Medicine. Los expertos explican que se ha administrado una inyección intrarticular de células madre procedentes de la médula ósea (cresta ilíaca), que anteriormente habían sido cultivadas en el Laboratorio de Terapia Celular de la Clínica, bajo condiciones GMP (Good Manufacturing Practice).
“A diferencia de otros productos que no contienen células madre, como el plasma rico en plaquetas u otros aspirados de médula ósea o grasa (que se centrifugan y no se cultivan), las células madre cultivadas son un medicamento, y como tal requieren de un proceso de fabricación cuidadoso, en condiciones similares a la de la fabricación de un medicamento comercial, lo que se conoce como condiciones GMP (en castellano NCF, de Normas de Correcta Fabricación)”, detallan.
Después de un año de seguimiento de los pacientes con resonancias magnéticas, radiografías y mediante dos escalas del dolor, la escala analógica visual y la especfía de artrosis, se ha podido constatar la mejoría. Ahora, debe comenzar una fase III en el que se evalúen pacientes que reciben células madre autólogas (del propio paciente) con células alogénicas (de donantes). Ambos grupos los compararán con otro de control que no recibirá tratamiento con células madre. De esta forma, mediante el empleo de células alogénicas se va a ofrecer al paciente la posibilidad de evitar un paso más como es la biopsia y la posibilidad de utilización de células de pacientes más jóvenes, sin artrosis, cuya capacidad funcional es presumiblemente mayor.