Un confinamiento extremo en una ciudad de 26 millones de habitantes que hace dos años que se siguen escrupulosamente las medidas gubernamentales ha llevado a su población al límite. Desde que hace unos días se localizó un nuevo brote de covid-19 en la megalópolis de Shanghái, las autoridades han optado por la mano dura contra el virus. La táctica que hace años que utilizan ya ha pasado una dura factura sobre los habitantes, hecho que se le suma que este confinamiento es casi más extremo que el del 2020. Todo ha hecho de Shanghái un polvorín que ahora justo estalla. Desde hace días que llegan imagen de personas aisladas o en pequeños grupos que se enfrentan a los "batas blancas", personal sanitario que se rumoreaba que podían ser también policías. Ahora los rumores y los pequeños grupos se han desvanecido y se pueden ver mayores grupos shanghainès enfrentándose y aguantando las cargas de policías enfundados en trajes de protección blancos. La política estricta de covid cero impulsada por Pekín ha llevado al límite a los habitantes de la gran ciudad china.
A finales de marzo, sobre la ciudad de Shanghái cayó un telón de acero que la dividió por zonas, la idea era aislar cada segmento de la ciudad en un lapso de tiempo. El aislamiento en esta ocasión ha sido tan extremo que la escasez de alimentos se ha notado entre la población. Lo que tenía que ser un confinamiento de unos días se está alargando por culpa de la cantidad de positivos asintomáticos que se están encontrando en los cribados masivos. Los positivos son trasladados a pabellones con el fin de estar aislados, hecho que separa familias y preocupa a los ciudadanos. Todo ya llevado a grupos de personas a romper el confinamiento y enfrentarse a las autoridades, según informa The Guardian.
El diario británico se ha hecho eco de varios vídeos que corren por las redes sociales chinas, principalmente Weibo, y que ahora han saltado a las redes sociales occidentales. En estos vídeos se pueden ver protestas y detenciones de ciudadanos por las calles de Shanghái. Muchos de los vídeos donde se ve gente llamando a la policía, siendo detenida, o suplicando no ser llevados a un complejo de cuarentena, han sido rápidamente borrados por las autoridades chinas, pero no bastante para que llegaran a las redes sociales fuera del alcance de Pekín.
El cierre de la ventana china
El estricto confinamiento de Shanghái responde a la política de covid cero impulsada por el gobierno chino. La idea detrás de esta estrategia se basa en impedir la propagación del virus a toda costado, pero la práctica en una ciudad masiva como Shanghái está haciendo aguas, tanto, que la población que hace años que sigue las indicaciones sanitarias de su gobierno ahora tienen bastantes. Mientras que mucha gente sigue confinada en sus apartamentos esperando que los servicios médicos les hagan pruebas de rastreo, hay que ya tienen bastante. "Nunca hemos pensado que eso podría haber pasado en Shanghái. ¿Ya no somos la ventana de China en el mundo? ¿Los burócratas de Shanghái no se avergüenzan de lo que ha pasado en nuestra ciudad durante las últimas semanas"?, ha declarado al The Guardian una residente, a quién ha añadido: "Es una locura".