Un año del estado de alarma. Más de 365 días con un goteo constante de casos de coronavirus en todo el territorio, que ha puesto de manifiesto aspectos positivos del sistema de salud y otros que no lo son tanto. Falta de mascarillas, EPI, vacunas, equipos cohesionados y la sociedad entera unida para tratar de frenar el paso del virus por el país. El coronavirus también ha servido para destapar aquello que no va bien y demandas que ya hace tiempo que existen.
La mayoría de profesionales consultados por ElNacional.cat, constatan que el sistema de salud pública no era suficiente para dar respuesta a una pandemia de estas características.
El sistema no estaba preparado
El doctor Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del Vall de Hebron, remarca que el sistema de salud era insuficiente para dar respuesta a la crisis del coronavirus. "Estaba preparado para dar una respuesta a un suceso inferior", expone. "Durante la primera fase, la más importante de la pandemia, no se tuvo capacidad para establecer medidas rigurosas y concretas para abordar el problema. Cuando se levantaron las medidas para controlar y hacer un seguimiento de contactos, también quedó patente que no estaba preparado".
"La condición del sistema sanitario era muy precaria debido a la crisis y los recortes que hemos sufrido", añade el secretario general de Metges de Catalunya, Xavier Lleonart. "La Covid ha sacado lo peor y lo mejor de cada cosa". Recuerda que "los primeros meses no había EPI para nadie". Lleonart acepta que "la capacidad de reacción fue la que fue", pero "lo que fue mezquino es que los gestores nos quisieran hacer creer que aquella era la mejor gestión posible". De esta manera, pone énfasis en el hecho de que les dijeran que una mascarilla se podía utilizar una semana entera. "Lo primero que se tiene que hacer es protegerse y evaluar –conocido como la técnica PAS (proteger, alertar y socorrer)– y esta técnica no se usó en esta pandemia". Insiste, pues, en que "las autoridades sanitarias causaron un escenario dantesco, sin protección".
Unos recortes que también destaca el presidente de la Asociación madrileña de Salud Pública, Miguel Ángel Royo. "Los servicios básicos, que son la primera línea de respuesta, estaban infradotados y al límite porque no han podido responder a la necesidad. A eso hay que sumarle problemas de gestión o mala coordinación".
Un problema de gestión que, para Lleonart, no ha sido el único. Destaca también la falta de improvisación a la hora de vacunar. Empezaron a vacunar en las residencias y después añadieron al personal sanitario porque, los primeros días, llegaban vacunas y se administraban muy pocas debido a la falta de infraestructura. La consellera de Salut tuvo entonces la ocurrencia de vacunar en los hospitales". "Hemos evolucionado demasiado bien para las decisiones que se han tomado".
Royo también ha resaltado los aspectos negativos de la vacuna. "Hemos desarrollado una vacuna, pero no somos capaces de garantizar la distribución de esta. Es un déficit importante, nos afecta a todos".
Los destrozos del coronavirus
Otro problema que señala Almirante es precisamente que el sistema ya estaba 100% ocupado, o casi más. Es decir, que el sistema ya estaba tensionado con respecto a la infraestructura. Un hecho que provoca no poder dar una respuesta rápida a la pandemia.
En esta misma línea Lleonart resalta que una de las cosas que se tendrán que hacer es "gestionar los destrozos que ha hecho el coronavirus". Destaca la situación de la Atención Primaria, que asegura que está "sobrepasada" porque "se ha tenido que reinventar en situaciones de falta de personal". Según detalla, "los gestores intentan compensar esta falta de personal haciendo que todo el mundo haga de todo. Parece que todo el mundo es válido para valorar, para llamar... estamos llegando a un punto de degradación del sistema en que todo el mundo es útil y apto para hacer de todo".
Un problema que se ha visto también en los hospitales. El secretario general de Metges de Catalunya expone que con la crisis del coronavirus ha aumentado los espacios, pero no ha aumentado la contratación de personal. "Tendremos infraestructura, pero no quien los atienda. Nos encontraremos con ladrillo pero sin profesionales". Así, resalta que muchos profesionales de los hospitales han tenido que trabajar juntos y hacer trabajos que no les tocaba para poder atender, sobre todo, pacientes de UCI.
A escala quizás más global, el jefe de Enfermedades Infecciosas del Vall de Hebron también destaca que la pandema no se supo dimensionar desde el principio . "No se valoró de forma adecuada, incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) no le dio importancia. Hasta marzo no se apreció la magnitud del problema". Además, resalta la dificultad para interpretar los datos porque la misma China no daba información. "Eso hizo que los países tuvieran muchas dificultades y abordaran tarde el problema".
Royo subraya que los países asiáticos estaban mejor preparados para hacer frente a la pandemia porque ya habían tenido la experiencia del SARS y habían aprendido la lección. "En Europa hemos decretado confinamientos muy duros, pero después no hemos sido capaces de estar preparados, ni hemos reforzado el sistema para controlar la transmisión".
Las cosas positivas que ha dejado el coronavirus
A pesar de todos los aspectos negativos que ha traído el virus, también ha habido cosas positivas. Almirante constata que desde que hay pandemia "hemos aprendido a organizarnos mucho mejor, en los hospitales, en los sistemas de atención primaria... hemos dado una respuesta mucho más eficiente. Tenemos planes de contingencia y nos ponemos a trabajar antes de que el problema aparezca". Además, también resalta que se han identificado mucho mejor las personas vulnerables. "Seguramente, con esta pandemia, se podrán cuantificar los problemas de una manera más adecuada". Destaca también la construcción de infraestructuras y también personal que se necesita para que el sistema no esté tan tensionado. "Dentro de los hospitales, la pandemia ha facilitado que se trabaje de manera más próxima. Había especialidades que tenían menos relación y ahora se ha trabajado de manera conjunta con el fin de dar respuesta", explica.
"Las pandemias no son un invento del siglo XXI, saldremos adelante. De una manera u otra, se acaban", subraya Almirante. Expone que hay una serie de propuestas que están sobre la mesa y habrá que ver cómo se materializan. "Si después, seguimos trabajando al 100% o 105% no habrá servido para nada. Si lo hacemos al 95%, habrá servido para algo. Si llegamos al 90%, habrá servido de mucho".
Para Lleonart, "la implicación, el compromiso, la autoorganización y la resiliencia que han mostrado los profesionales sanitarios sin excepción y la sociedad" son las cosas positivas que hay que remarcar. "La cantidad de reacciones solidarias que ha habido en todo el mundo, entre países para coordinarse, pero también localmente, organizaciones comunitarias o vecinales," añade Royo. Pero no únicamente. También destaca que, a pesar de la "debilidad del sistema sanitario" también "hace falta quitarse el sombrero por la capacidad de adaptación". Un hecho que comparten todas las voces consultadas.