Superado el debate de si la mascarilla es una medida eficaz para evitar la propagación del coronavirus, ahora es posible que las mascarillas puedan dar, inadvertidamente, inmunidad haciendo que se enferme menos por el virus, según han publicado varios académicos en una revista médica.
Según recoge el diario británico The Telegraph, el artículo publicado en la New England Journal of Medicine insiste en esta teoría no probada aunque prometedora que el uso de mascarillas podría ayudar a reducir la gravedad del virus y asegurar que una parte importante de las nuevas infecciones sean asintomáticas.
Si esta hipótesis se confirma, el uso universal de las mascarillas se podría convertir en una forma de variolación o inoculación que generaría inmunidad, y "por lo tanto, ralentizaría la propagación del virus en los EE.UU. y otros lugares" mientras se espera la llegada de una vacuna.
El artículo detalla que hay una evidencia creciente que la cantidad de virus a la que una persona está expuesta al principio de la infección, la "dosis infecciosa" puede determinar la gravedad de su enfermedad. De hecho, un estudio publicado en The Lancet el mes pasado encontró que "la carga viral en el momento del diagnóstico" era un "predictor independiente de mortalidad" en pacientes hospitalarios.
Por lo tanto, el uso de las mascarillas podría reducir la dosis infecciosa a la que está expuesta una persona y por lo tanto el impacto de la enfermedad por su filtraje.
Las vacunas
Según ha expuesto este martes la jefa de Salud Pública de Rospotrebnadzor, en Rusia, Anna Popova, hay actualmente 26 vacunas en vías de desarrollo en el país. Eso sí, no se sabe a ciencia cierta en qué fase se encuentra cada una. En declaraciones que recoge el medio digital Sputnik, Popova ha expuesto que "globalmente, hay 36 vacunas en diferentes fases y ensayos clínicos y 92 no habrían empezado todavía los ensayos. En Rusia, 17 organizaciones están trabajando en 26 vacunas".
La agencia Reuters señala que China tiene, hoy por hoy, cuatro vacunas Covid-19 en la etapa final de los ensayos clínicos. Al menos tres de estos ya se habrían ofrecido a trabajadores esenciales bajo un programa de uso de emergencia que se puso en marcha en el mes de julio. Los ensayos clínicos de la fase 3 avanzaban sin problemas y las vacunas podrían estar listas para el público en general en noviembre o diciembre, tal como se anunciaba este lunes.
Así pues, una unidad del gigante farmacéutico estatal China National Pharmaceutical Group (Sinopharm) y Sinovac Biotech SVA.O, que cotiza en los Estados Unidos, están desarrollando las tres vacunas bajo el programa estatal de uso de emergencia. Además, la cuarta vacuna Covid-19, que está desarrollando Cansino Biologics 6185.HK, fue aprobada para su uso para el ejército chino en junio.
Brasil, un campo de pruebas
Brasil es uno de los países más afectados por el coronavirus. Se han registrado más de 4,35 millones de contagios y 132.000 muertos y se habría convertido en un campo de pruebas de vacunas contra el virus. Hoy por hoy, se están probando dos de las vacunas que se encuentran en una fase más avanzada contra la infección: la de la Universidad de Oxford con la farmacéutica AstraZeneca y la de la empresa china Sinovac. Las otras dos, la de la farmacéutica Johnson & Johnson y de Pfizer, han recibido la aprobación de las autoridades para empezar los ensayos.