Los antioxidantes son unos compuestos químicos que pueden ser sintetizados por las plantas, el cuerpo humano y también de forma artificial, y que tienen la capacidad de prevenir la oxidación de otras moléculas. La oxidación o estrés oxidativo puede dañar las células de nuestro organismo y acelera el envejecimiento. En este proceso también intervienen los radicales libres, moléculas con electrones desparejados que se producen cuando el cuerpo procesa los alimentos y reacciona al ambiente.
Pero si se tienen hábitos de vida poco saludables, como una dieta desequilibrada, si se fuma o si hay demasiada exposición a la contaminación, su producción crece. Y si se acumulan porque el organismo no puede eliminarlos de manera eficiente, aumenta también estrés oxidativo y con ello el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer, artritis, enfermedades respiratorias, Parkinson y otras afecciones inflamatorias o isquémicas.
Existen diferentes fuentes de antioxidantes, principalmente en los alimentos de origen vegetal y especialmente en las frutas y verduras. Por ejemplo, la vitamina A, que podemos encontrar en los productos lácteos, huevos e hígado. La vitamina C está en la mayoría de las frutas y verduras, especialmente bayas, naranjas y pimientos. La vitamina E está en las nueces y semillas, en el aceite de girasol y los vegetales de hoja verde.
Otros nutrientes antioxidantes son el betacaroteno, que se encuentra en frutas y verduras de colores brillantes, como zanahorias, guisantes, espinacas y mangos o el licopeno, presente en frutas y verduras rosadas y rojas, incluidos los tomates y la sandía. La luteína la podemos ingerir a través de las verduras de hoja verde, maíz, papaya y naranjas y el selenio, que se encuentran en el arroz, maíz, trigo y otros granos integrales, así como nueces, huevos, queso y legumbres.
Existen otros tipos de alimentos que son buenas fuentes de antioxidantes, como pueden ser las berenjenas, las legumbres, el té verde y negro, las uvas rojas, el chocolate negro, las granadas o las bayas de Goji. Generalmente, todas aquellas frutas y verduras que tienen un color fuerte contienen antioxidantes, como también pueden ser los arándanos, las manzanas rojas, el brócoli o las espinacas.
Sin embargo, hay que tener presente una cosa. Los estudios han demostrado que alimentos como la coliflor, los guisantes y el calabacín pierden gran parte de su actividad antioxidante en el proceso de cocción, por eso es aconsejable no cocinarlos demasiado tiempo ni a temperaturas extremas e incluir en la dieta verduras crudas.
Los mejores consejos para completar la ingesta de antioxidantes diarios son incluir fruta y verdura en cada comida, tomar una taza de té verde o matcha todos los días, añadir alimentos coloridos a los menús, como la col rizada, la remolacha y las bayas, y usar especias como la cúrcuma, comino, orégano, jengibre, clavo y canela, las cuales, además de dar sabor, son ricos en estas moléculas.