Con la llegada del verano, una de las partes de nuestro cuerpo que más sufre la es la piel: el sol, la humedad, el salitre del mar o el cloro de las piscinas pueden dañar esta zona tan sensible que requiere de cuidados especiales. Es el órgano más grande de nuestro cuerpo y se debe mantener en un estado saludable, entre otras cosas, aportando las vitaminas que necesita en su día a día.

Uno de los principales errores que se pueden cometer es no darle toda la vitamina D que requiere. La protección solar es necesaria, pero 10 o 15 minutos de exposición diaria ayuda a fabricar vitamina D en toda la piel y a reducir las manchas oscuras, enrojecimiento, arrugas, sequedad excesiva, etcétera.

Además, el hígado y los riñones absorben la vitamina D y la transportan por todo el cuerpo para ayudar mejorar el sistema inmunitaria y las células en general, ayudando a entre otras cosas, a reducir la psoriasis, por ejemplo. También se puede aumentar el consumo de vitamina D con alimentos como la leche o yogur enriquecidos, salmón, atún, semillas o nueces.

Las nueces son un alimento rico en vitamina D

La vitamina C se encuentra en niveles altos en la epidermis (capa externa de la piel) y en la dermis (capa interna de la piel). Tiene propiedades antioxidantes e interviene en la fabricación de colágeno que ayuda a mantener la piel sana, por eso se encuentra en muchos productos antienvejecimiento para el cuidado de la piel. Tomar vitamina C por vía oral puede mejorar la efectividad de los protectores solares aplicados a su piel para protegerse de los rayos UV del sol y también puede ayudar a defenderse de los signos del envejecimiento debido a su papel vital en la síntesis natural de colágeno del cuerpo. Ayuda a sanar la piel dañada y, en algunos casos, reduce la aparición de arrugas. Además, repara y previene la piel seca. Se recomienda una ingesta de 1.000 mg por día. Se encuentra en alimentos como los cítricos, en las fresas, el brócoli y las espinacas.

La vitamina E es un antioxidante cuya función principal en el cuidado de la piel es proteger contra el daño solar. Normalmente, el cuerpo produce vitamina E a través del sebo, una sustancia aceitosa que se excreta a través de los poros de la piel. En el equilibrio correcto, el sebo ayuda a mantener la piel acondicionada y evita la sequedad. La vitamina E también ayuda en el tratamiento de la inflamación de la piel. Si bien la vitamina E está disponible en muchos productos para el cuidado de la piel, el problema es que cualquier efecto podría minimizarse con la exposición al sol. La mayoría de los adultos necesitan aproximadamente 15 mg de vitamina E por día. Se encuentra en nueces y semillas, como almendras, avellanas y semillas de girasol o tomando un suplemento multivitamínico.

Son necesarios un mínimo de 10 minutos de exposición solar al día

La vitamina K es esencial para ayudar al proceso de coagulación sanguínea del cuerpo, que ayuda a la cicatrización de heridas, contusiones y áreas afectadas por una cirugía, por ejemplo. También ayuda a mejorar estrías, varices, cicatrices manchas oscura y ojeras. Se puede encontrar en muchas cremas tópicas diferentes para la piel. Los adultos necesitan entre 90 y 120 ug por día. Se puede encontrar en la col rizada, espinacas, lechuga, repollo y judías verdes.